La chef y escritora catalana Maria Nicolau, conocida por su manera directa de expresarse y su defensa apasionada de la cocina de raíz, ha compartido este martes una experiencia que le ha puesto los pelos de punta a más de uno. Y no por un debate gastronómico ni por un tuit incendiario, sino por un episodio en carretera que pudo acabar muy mal.
Según ha explicado ella misma en sus redes sociales, estuvo a punto de morir aplastada por un camión cisterna que intentó adelantar sin verla. El susto fue mayúsculo, pero Nicolau ha relatado el incidente con una mezcla de ironía, adrenalina y un toque de ternura. “Reflejos de acero, Marieta. Me he ganado dos lionesas”.
Un momento de puro pánico en la C-17
Todo ocurrió en la C-17, una de las principales vías rápidas del interior de Cataluña. Nicolau circulaba por el carril izquierdo cuando, de repente, un camión cisterna empezó a adelantarse, aparentemente sin haberla visto. En cuestión de segundos, su vehículo quedó atrapado entre el mastodonte y la mediana de hormigón.
“Hemos hecho un sándwich guapo guapo”, escribió con su habitual sarcasmo. El coche acabó con los retrovisores rayados, pero por suerte, sin mayores daños. Lo importante: ella salió ilesa, aunque con el corazón probablemente a mil por hora.
Una historia más común de lo que parece
Situaciones como la que vivió Nicolau no son infrecuentes en las autovías, donde los ángulos muertos de los camiones y los despistes al volante pueden tener consecuencias fatales. Según datos del Servei Català de Trànsit, los adelantamientos indebidos son una de las principales causas de siniestros graves en vías rápidas como la C-17.
Pero no todo el mundo sabe reaccionar a tiempo. En este caso, Nicolau destacó sus reflejos de acero, que le permitieron mantenerse firme en su carril, evitar maniobras bruscas y salir del paso con una anécdota (casi) divertida para contar.
Las lionesas como premio de vida
Como colofón a la experiencia, Maria Nicolau se ha auto-recompensado con algo mucho más sabroso que un susto: dos lionesas. Las ha mencionado en su tuit como símbolo de supervivencia, consuelo y celebración. En su universo narrativo, los dulces no son solo postres: son actos de justicia personal.
Ese detalle ha provocado también una cascada de comentarios de seguidores que han compartido sus propias experiencias cercanas con el tráfico… y sus respectivos postres de recompensa. Algunos han hablado de flautas de jamón, otros de croissants de mantequilla, e incluso alguno ha confesado que su ritual de “estuve a punto de morir” es siempre un café con leche y porra.
Cuando la vida cabe en un hilo de 280 caracteres
Con solo unas frases, Maria Nicolau ha vuelto a demostrar por qué es una voz distinta, honesta y potente en el panorama cultural catalán. Ha transformado un casi-accidente en una escena cinematográfica, en una confesión con gracia, y en una forma de recordar que la vida puede cambiar en un segundo… y que está bien celebrarla con hojaldre y crema.