Las visitas de la Familia Real a Catalunya han sido siempre momentos de gran relevancia política y social. Durante años, especialmente en la etapa del Rey Juan Carlos I, estas visitas se realizaban con cierta frecuencia, siendo ocasiones para reforzar los lazos entre la monarquía y el país catalana. Sin embargo, en los últimos años, debido a las tensiones políticas derivadas del proceso independentista, las visitas han disminuido y, cuando ocurren, suelen generar tanto muestras de apoyo como protestas.
El Rey Felipe VI ha visitado Catalunya en momentos clave, como en la inauguración del Mobile World Congress. Intentando mantener la conexión con un territorio que históricamente ha sido fundamental para la corona. A pesar de ello, el distanciamiento político ha marcado una nueva dinámica en estas visitas.
En las que se evidencian las divisiones entre sectores que apoyan la monarquía y aquellos que reclaman la independencia. Ahora, en una de sus últimas visitas al país catalán, el Rey Felipe VI la ha liado bien con unas palabras que ha dedicado en su estancia en Figueres, Girona. Los hechos tuvieron lugar el pasado 25 de setiembre, cuando el Rey asistió a la ciudad para firmar en el libro de honor del Teatro-Museo Dalí en Figueres.
Un error ortográfico imperdonable
Aunque siempre que se deja ver por Catalunya el clima suele ser bastante hostil, esta vez el Rey Felipe VI ha podido respirar aliviado en su visita a esta localidad gironina. El hijo de Rey Emérito fue invitado a este museo de Salvador Dalí con motivo del cincuenta aniversario de la inauguración del mismo. Como no podía ser de otra forma, su dedicatoria en la firma del libro de honor ha sido íntegramente en castellano aunque estuviera en tierras catalanas, además la ha acabado liando.
Y es que en un intento por 'contentar' a los catalanes, el Rey Felipe VI finalizó su escrito con cinco palabras en catalán, aunque esta jugada le salió muy mal. Solo fueron cinco palabras en la lengua catalana, pero fueron suficientes para encontrar un fallo ortográfico que acabó por delatar el poco dominio del Rey con este idioma. Al final del escrito añade 'Felicitats i per molts anys', a primera vista estas palabras están correctamente usadas, aunque aquí viene el resbalón gramatical por parte del Rey.
Y es que el mismo escribió esta frase entre dos signos de exclamación, cuando las normas gramaticales catalanas prohíben el uso de estos signos al inicio de la frase en cuestión.
Al igual que otras lenguas romances como el francés o el italiano, sigue una normativa diferente al español en cuanto a la puntuación. El catalán adopta un sistema más simplificado, donde solo se usa el signo de exclamación al final de la oración. Esto obedece a una tradición lingüística que prioriza la simplicidad y la claridad en la escritura, eliminando la necesidad de duplicar signos.