La Audiencia de Barcelona juzga desde este lunes al exfutbolista brasileño del Barça Dani Alves por la supuesta agresión sexual a una joven en una discoteca de Barcelona el 31 de diciembre del 2022. El jugador se enfrenta a una posible pena de 12 años de prisión por agresión sexual y una indemnización de 150.000 euros, que ya ha pagado, diez años de libertad vigilada y diez años de prohibición o aproximación a la víctima.
Alves lleva en prisión preventiva desde hace más de un año. Defiende su inocencia, pero ha cambiado de versión y abogados varias veces, mientras que las pruebas contra él son bastante sólidas desde un inicio. El juicio ha levantado una gran expectación mediática y se prevé que dure hasta la noche del miércoles. Mientras la acusación particular pide 12 años de cárcel, la fiscalía pide nueve para Alves, que está en prisión preventiva desde el 20 de enero del 2023 y ha cambiado dos veces de abogado.
El exdefensa azulgrana ha cambiado varios golpes de versión, negando al principio que conociera a la chica, después de que el sexo fue instigado por ella, al haberle hecho una felación mientras él defecaba en el inodoro, y posteriormente que fue una penetración vaginal consentida por ambos. Por último, en su escrito de defensa por el juicio, alega que iba muy bebido. Ninguna de las versiones de Alves le han servido para salir de la cárcel, ni tampoco sus esfuerzos por demostrar el arraigo en Catalunya que supuestamente minimizaría el riesgo de fuga del país.
La versión de la Fiscalía
Según la fiscalía y la versión mantenida desde el primer momento por la chica, el astro brasileño y un amigo las invitó a ella, su prima y una amiga a subirse al reservado de la discoteca Sutton donde estaban bailando la madrugada del 30 en el 31 de diciembre. Inicialmente se negaron, pero después de insistir, las chicas acabaron subiendo a la zona sobre las 3.20 horas. Estuvieron bailando los cinco y Alves se habría fijado mucho en la chica, a la que se acercaba para bailar y abrazarla. En dos momentos determinados, él se puso detrás de la joven, le cogió la mano y la acercó a la zona del pene. Pero la chica apartó rápidamente la mano.
Sobre las 3.42 horas, Alves se dirigió hacia la puerta que daba acceso a la denominada 'suite', un pasillo que da acceso a un pequeño aseo y una habitación con sofá. Entró, y dos minutos después se asomó por la puerta e indicó a la chica que fuera hasta allí. La joven, tras la insistencia de Alves, se fue y el futbolista cerró la puerta. Una vez los dos allí, Alves la introdujo en el baño y también cerró la puerta detrás de él.
DANI ALVES EN PRISIÓN | Procesado en el JUICIO por VIOLACIÓN
Ya dentro, la joven se sorprendió de encontrarse en un lavabo diminuto y quiso salir, pero Alves se negó y empezó a tocarla con afán sexual. Alves se sentó sobre la tapa del inodoro, cogió a la chica fuerte por la cintura y la obligó a sentarse encima. Le levantó el traje y, ante la negativa de la chica, él mantuvo una actitud "despectiva" hacia ella. El futbolista se bajó los pantalones, estiró con fuerza el pelo de la chica, la derribó en el suelo de rodillas e intentó obligarla a hacerle una felación. La chica se resistió y Alves le dio varias bofetadas en la cara mientras le exigía varias veces que le dijera: "Soy tu putita". La chica pidió marcharse varias veces, pero Alves no le permitió.
La denunciante, ante la imposibilidad de salir de ese espacio tan pequeño y la actitud violenta del futbolista, se sintió “impresionada y sin capacidad de reacción” y sintió que le faltaba el aire por la situación “de angustia y terror” que estaba viviendo. Alves la levantó del suelo, la puso de espaldas a él y le tocó todo el cuerpo. Intentó hacer sexo oral, pero la víctima se opuso. Finalmente, inclinó a la joven hacia el inodoro y la penetró vaginalmente sin preservativo. Sobre las 4.00 de la madrugada Alves se salió del lavabo y dejó a la víctima allí.
Se dirigió a su mesa del reservado, cogió una copa y fue hacia otra mesa. Pocos segundos después salió la chica, se dirigió a su prima y le pidió que se marchara inmediatamente. Salieron sin despedirse de Alves, pero sí del amigo de éste. Al irse, se puso a llorar en el pasillo de salida, explicó los hechos a su prima y el personal de la discoteca activó de inmediato el protocolo contra agresiones sexuales. A las 4:06 Alves y su amigo salieron rápidamente de la discoteca, se cruzaron con las chicas pero no les dijeron nada.
Indicios contra Alves
Según los forenses, la chica sufrió lesiones leves en la rodilla derecha y actualmente todavía tiene un trastorno por estrés postraumático de nivel elevado, y sigue tratamiento psicológico. La versión de la chica se ha visto corroborada periféricamente por varias cámaras de seguridad, testigos, huellas dactilares de ella en el lavabo, ADN de él en la ropa y la vagina de ella y lesiones que ella sufrió compatibles con su relato.
En cambio, Alves ha cambiado varios golpes de versión, negando al principio que conociera a la chica, después de que el sexo fue instigado por ella, que le habría hecho una felación mientras él defecaba en el inodoro, y posteriormente que fue una penetración vaginal consentida por ambos. En su escrito de defensa aporta una nueva versión que asegura que iba tanto bebido que no controlaba totalmente lo que hacía.
En esta última versión, el ex defensa brasileño, que entonces tenía 39 años, sigue defendiendo su inocencia, pero también asegura que esa noche iba muy ebrio mientras mantenía relaciones sexuales con la joven. Con la introducción de esta nueva versión, la defensa pretende que, de ser condenado, se le tenga en cuenta la atenuante de embriaguez para reducir la pena. Se da la circunstancia de que hasta ahora Alves no había mencionado la supuesta ingesta importante de alcohol durante las horas previas a los hechos.
Además, ni las imágenes de las cámaras de seguridad ni los testigos mencionaron esa posibilidad. Para intentar demostrar este detalle, la defensa ha aportado algunas imágenes y facturas de los locales en los que previamente ingirió alcohol, así como la declaración como testigo de su mujer, la modelo Joana Sanz, para que afirme si esa noche llegó ebrio a casa. En los últimos meses la defensa de Alves, tanto su segundo abogado, Cristobal Martell, como la abogada que tiene ahora, Inés Guardiola, ha intentado negociar un pacto de conformidad con la fiscalía y la acusación particular, pero de momento no ha salido adelante, ya que la acusación particular pide unos años de cumplimiento de prisión que la defensa no acepta.