Terelu Campos ha demostrado una vez más su habilidad para contar historias divertidas y entrañables sobre su familia. Esta vez, la colaboradora de ¡De Viernes! recordó una anécdota de su hija, Alejandra Rubio, cuando compartía el colegio con la princesa Leonor. Aunque no pertenecen a la misma generación, las dos coincidieron durante su infancia en el colegio Santa María de los Rosales.
En el colegio, se dieron algunos momentos que hoy, con el paso de los años, nos arrancan sonrisas. En su intervención, Terelu relató cómo la hija de los reyes y su hija Alejandra interactuaron en ese entonces, sin saber todavía la magnitud de quienes eran en ese momento. Lo que parecía un gesto común se convirtió en una situación inesperada, que, aunque divertida, dejó huella en todos los presentes.

Un beso que nunca llegó: la vergüenza de Alejandra
Como bien relató Terelu en D Corazón, su hija Alejandra recordó un momento curioso con la princesa Leonor. "Alejandra era muy vergonzosa y me contó que Leonor fue a darle un beso, pero Alejandra se asustó por los guardaespaldas", recordó la madre.
La anécdota fue un claro ejemplo de cómo, a veces, las situaciones más sencillas pueden convertirse en momentos inusuales. Eso, especialmente cuando se trata de figuras tan reconocidas como la hija del rey.
En su intervención, Terelu también dejó claro lo sorprendida que estaba cuando Alejandra le contó la historia. "No me creo que hayas dejado a una niña pequeña sin darle un beso", le dijo, recordando con cariño ese primer momento. La anécdota, aunque aparentemente ligera, refleja la diferencia entre las infancias de figuras reales y las de personas ajenas al foco mediático.

Alejandra Rubio no sabía quién era Leonor
Aunque para Terelu la historia era entrañable, Alejandra Rubio, en su programa Así es la vida, tuvo que explicar la situación desde su perspectiva. "Para mí, Leonor era una niña completamente normal, la veía todos los días en el comedor", confesó Alejandra. Quien no se percató de la identidad de la princesa en esos primeros años.
La confesión de Alejandra añade una capa de simpatía a la historia. Y demuestra cómo, incluso en su juventud, las diferencias entre las infancias reales y las de los demás pueden pasar desapercibidas.

Hoy, esa anécdota sigue siendo motivo de risas y recuerdos y muestra el lado humano de figuras que, a veces, parecen estar muy alejadas de las experiencias cotidianas. Esos momentos compartidos en el colegio Santa María de los Rosales, aunque sencillos, siguen siendo una parte entrañable de sus vidas.