El pasado fin de semana, Quim Masferrer protagonizó uno de esos momentos que trascienden su faceta más conocida ante las cámaras. Habitualmente, el presentador de El Foraster transmite la verdadera cara del actor. Una persona simpática y cercana que empatiza con todos los vecinos y con las personas que conoce.
Entrevista en Catalunya Ràdio
El actor fue entrevistado por Roger Escapa en el programa El Suplement. Masferrer explicó un episodio vivido hace años, cuando tuvo que presentar un evento benéfico de 16 horas continuas relacionado con enfermedades minoritarias. Al concluir, pasada la 1:30 de la madrugada, lejos de dirigirse a casa o celebrar con sus compañeros de equipo, lo que hizo fue subirse al coche y deambular solo por las calles de Barcelona hasta el amanecer:
“Estuve más de tres horas dando vueltas, sin música, sin ningún estímulo, solo conduciendo y digiriendo todo lo vivido. Subía y bajaba la Diagonal, pasaba por Balmes, por Muntaner... Llegué a casa cuando empezaba a amanecer”.
Esta confesión sorprendió a muchos oyentes, acostumbrados a ver a un Quim Masferrer con energía inagotable en El foraster, riendo con vecinos y entrevistados de pequeños municipios. El presentador, sin embargo, describió esa noche como “necesaria” para asimilar la intensidad de los testimonios y la carga emocional que había experimentado durante el largo directo.
Un hombre alejado de la noche
Si bien Masferrer se ha forjado una reputación de persona afable y alegre, no dudó en aclarar que nunca ha sido de grandes fiestas nocturnas. “Siempre, del grupo de amigos, yo era el que se descontrolaba menos, el que llevaba el coche”, afirmó. Unas palabras que muestran a un comunicador que, aunque profundamente social, no se define como alguien que se deje llevar por la noche eterna.
El impacto en la audiencia
No es la primera vez que Quim Masferrer conmueve a quienes le siguen con sus anécdotas. Pero esta vez, su testimonio ha impactado particularmente, porque mostró a un presentador muy humano que se vacía en las largas jornadas de trabajo y necesita su propio ritual para recomponerse.
La respuesta del público no se hizo esperar: muchos oyentes se mostraron emocionados ante la sencillez de la anécdota de recorrer Barcelona de noche, una ciudad que dormía mientras él daba vueltas al estrés y a la congoja acumulada.
En redes sociales la respuesta fue la misma. Los comentarios de admiración hacia el catalán se multiplicaron. “Ese Quim no solo comunica, sino que siente y empatiza con lo que cuenta”, escribió un usuario en Twitter.