Mujer rubia con vestido rosa sonríe frente a un fondo borroso con letras y un círculo rojo con signo de exclamación a la izquierda

Beth Rodergas (43 años): Su negocio que no conocías

El proyecto personal que ha tomado forma lejos de los focos

Quien aún asocia a Beth Rodergas con el “Dime” eurovisivo quizá desconozca su otra melodía, tejida con hilo, calma y aguja. En paralelo a los escenarios, la artista ha ido levantando un proyecto que late a ritmo doméstico y ambición serena. En los últimos meses, su nombre ha sonado por un trabajo ajeno al foco musical, con raíces familiares y vocación sostenible. No es un capricho pasajero, sino una apuesta que lleva años creciendo y ganando identidad propia.

De OT2 a un taller propio con confección local

LittleLia nació tras el nacimiento de su hija Lia y creció entre retales vintage, cosidos a cuatro manos con su madre, Maria, en un ejercicio de artesanía cotidiana. Aquella chispa inicial fue madurando hasta convertirse en una firma reconocible dentro del universo infantil y femenino. Con el tiempo, la marca pasó de los complementos para bebé a colecciones para niños y mujer, manteniendo un sello romántico y atemporal. El propio perfil de la firma resume su ADN con una declaración transparente: slow y small, hecho en Barcelona, sin prisas y con cercanía.

La proyección mediática se reactivó cuando varios medios pusieron el foco en su “universo de materiales suaves” y en el liderazgo compartido con su madre. La historia volvió a circular entre la prensa generalista, subrayando un recorrido empresarial que va más allá del recuerdo eurovisivo. El taller trabaja con proveedores y confección de proximidad, priorizando tejidos amables y un acabado cuidado que resiste modas efímeras. La web oficial de la marca insiste en la producción local y en ese deseo de vestir sin estridencias, con patrones cómodos y duraderos.

Mujer de cabello largo y lacio sonriendo frente a un fondo desenfocado.
Beth Rodergas siendo entrevistada | TV3

En distribución, el proyecto se apoya en la venta online y en citas presenciales puntuales para encontrarse con su comunidad. La propia Beth ha defendido ese modelo en ferias como el Rec.0 de Igualada, donde muchas firmas sin tienda física encuentran allí su escaparate ideal.

La voz de Beth y la respuesta de su público

La cantante exhibe en redes la trastienda del proceso, entre montajes de “botigueta”, avances de colección y guiños familiares que humanizan la marca. Su Instagram personal y el perfil de LittleLia funcionan como altavoz directo, reforzando un relato cálido que fideliza a clientas exigentes.

Los seguidores valoran ese equilibrio entre artesanía y estética limpia, además del juego “mini y adulto” que permite vestir sin caer en lo uniforme. Blogs de maternidad y estilo han respaldado la propuesta, destacando su crecimiento y la coherencia del proyecto desde los primeros pasos. La fotografía final es la de una artista que ha diversificado sin imposturas, con los pies en el suelo y la cabeza en los patrones.