El académico de la RAE y escritor Arturo Pérez‑Reverte ha sorprendido a sus seguidores en X al responder en catalán a una usuaria de Sabadell que lo había insultado duramente. Esta intervención ha generado numerosos titulares.
Pero la intención de Pérez‑Reverte parece estar más alineada con su estilo irónico y catalanófobo que con un gesto de interés lingüístico o cultural. La historia va más allá del simple cruce verbal y añade un nuevo capítulo a su relación conflictiva con Catalunya.

Arturo Pérez-Reverte utiliza el catalán usando el traductor
Todo comenzó cuando Pérez‑Reverte compartió un tuit nostálgico evocando la canción "Suspiros de España", acompañándolo de una reflexión sobre los emigrantes españoles de antaño. Poco después, una usuaria lo puso en su sitio: “Eres un puto imbécil y una mala persona”, en catalán. Para sorpresa de todos, Pérez‑Reverte respondió también en catalán:
“No os fieis de las apariencias. Cuando se me habla en español, esta bonita lengua que usted y yo compartimos, mejoro mucho. Probáis a hacerlo y veréis que soy un encanto.”
La tuitera replicó que “no compartían nada”, a lo que el autor remató con más ironía. “Por primera vez en mi vida usaré un emoji. Usted se lo merece, criatura". Este fue, además, el primer uso de emoji en su cuenta personal, acompañado de una burla sutil y la bandera de España.
No es la primera vez
No es la primera vez que el amigo de Pablo Motos genera polémica por temas lingüísticos o identitarios. En 2024 ironizó sobre los carteles en asturiano, defendiendo publicaciones solo en lengua cooficial y llamándolo Disneylandia lingüística. También ha encendido debates políticos con referencias críticas a líderes como Pablo Iglesias o Irene Montero.
Estos episodios muestran un patrón. Una firme defensa de la unidad lingüística del castellano y su rechazo a las lenguas minorizadas con más de 10 millones de hablantes.
Este enfrentamiento refleja lo que muchos ya sabían. Pérez‑Reverte no rehúye confrontaciones, sea quien sea el interlocutor. Responder en catalán no fue un gesto cultural ni un acercamiento lingüístico. Fue una decisión deliberada para intentar reírse de su interlocutora.