Un jugador de fútbol con la camiseta del FC Barcelona aparece en un estadio, junto a un logotipo negro con una "X" blanca y una flecha roja que apunta hacia él.

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En los últimos días, una charla entre dos jugadores del FC Barcelona ha captado la atención tanto de aficionados del club como de usuarios habituales de redes sociales. No se trata de una polémica futbolística ni de declaraciones explosivas sobre el rendimiento del equipo. Todo lo contrario: el tono era cordial, distendido, incluso entrañable.

Dos de los grandes referentes ofensivos del Barça en sus respectivas categorías se sentaron frente a frente para hablar de su experiencia en el club, su vida en Catalunya y la conexión con los aficionados. Una conversación entre compañeros que comparten nacionalidad, idioma, y ahora, también camiseta. Uno lleva ya varias temporadas marcando goles en el Camp Nou. La otra acaba de aterrizar, pero ya ha dejado huella con sus actuaciones.

Entre comentarios sobre su adaptación, anécdotas personales y muestras de aprecio por el club y la ciudad, todo parecía fluir con naturalidad. Hasta que, de forma inesperada, surgió una pregunta que hizo que el ambiente cambiara sutilmente.

Un jugador de fútbol con el uniforme del FC Barcelona señala hacia adelante con el brazo extendido y en la esquina inferior derecha hay un círculo rojo que contiene el número 3.
Lewandowski y el logo de TV3 | F.C. Barcelona, TV3, ACN, XCatalunya

Una duda que descoloca

En un momento de la conversación, ella le pregunta con un gesto casi inocente: “He oído que a los catalanes a veces los llaman como a nosotros, ¿es cierto?”. Él, con la serenidad y amabilidad que lo caracteriza, asiente. Y responde sin titubear que se sienten muy cómodos aquí, que han encajado bien en este país, y que esa supuesta coincidencia parece, de algún modo, una señal de aceptación mutua.

Nadie parece incómodo. Nadie se ríe nerviosamente ni desvía la conversación. El tono sigue siendo suave, amistoso. Pero en cuanto ese fragmento llega a las redes, se produce algo que ni los protagonistas ni los responsables del contenido parecían prever.

Lewandowski celebrando su gol frente al Alavés
Lewandowki celebrando un gol | FCB

Una reacción inesperada

Lo que parecía un detalle anecdótico empieza a generar comentarios de todo tipo. Al principio, algunos lo toman con humor. Pero pronto se suman voces que advierten de algo más profundo. Usuarios que conocen bien el contexto empiezan a compartir explicaciones, algunas en tono didáctico, otras visiblemente molestas. Aparecen hilos aclaratorios, mensajes históricos, y hasta referencias a contextos políticos y deportivos que han marcado décadas de tensiones.

La pregunta de una recién llegada, formulada sin malicia, se convierte en el centro de una conversación mucho más amplia. No por lo que ella dijo, sino por lo que no sabía.

Una palabra con una carga oculta

El término que surgió durante esa charla, ese que ambos protagonistas relacionaron con cierta simpatía cultural, no siempre ha sido usado con buenas intenciones. Lejos de ser un apodo cariñoso, ha sido empleado históricamente en tono despectivo para ridiculizar a los catalanes. Su origen no tiene nada que ver con la nación de ambos futbolistas, sino con una larga historia de incomprensión, burla y menosprecio.

En campos de fútbol, en redes sociales, en determinados círculos mediáticos, esa palabra ha sido utilizada como insulto, gritada en cánticos ofensivos o lanzada como forma de desprecio. Muchos en Catalunya lo saben. Muchos lo han vivido. Y por eso, cuando dos figuras tan queridas lo mencionan con tanta naturalidad, es inevitable que algo duela.

Lo que comenzó como una simpática conversación entre goleadores, ha acabado revelando —una vez más— cómo una palabra puede esconder décadas de conflicto y cómo, incluso sin saberlo, el pasado puede colarse en el presente.