La del miércoles fue una noche especial para todo el barcelonismo. El Barça cumplió en el reto más mayúsculo de la temporada y venció a domicilio al PSG en la ida de los cuartos de final de la Champions. Lo hizo en un duelo del que surgieron una contradicción constante de emociones.
De la euforia absoluta por los goles culés, al mosqueo por el bajón del equipo después del descanso y viceversa. El sufrimiento y los nervios durante todo el transcurso del duelo; la ilusión por poder acercarse a un nuevo título. Y, además, el rencor y rechazo hacia un futbolista que integraba la plantilla del Barça hasta el pasado verano.
Una de las pocas armas ofensivas que destacaron en el PSG fue Ousmane Dembélé. El francés tan solo había anotado un gol en todo el curso, pero el miércoles se le percibió especialmente enchufado. Tanto que, de hecho, fue el autor del primer gol del equipo parisino; y lo celebró por todo lo alto, como nunca antes se le había visto celebrar un tanto.
Y eso, evidentemente, no sentó nada bien al barcelonismo, que esperaba recibir cierto respeto por el que fue su futbolista durante seis temporadas. Su inesperada actitud generó un cabreo inmenso en todos los estamentos del Barça. De hecho, algunos informes apuntan que algún jugador del equipo culé pudo habérselo recriminado al 'Mosquito' en el túnel de vestuarios.
Montjuïc espera a Dembélé
Quien seguro le hará saber su descontento al atacante galo es la parroquia azulgrana. El próximo martes se disputa el duelo de vuelta en el Estadi Olímpic Lluís Companys y se augura un recibimiento hostil para Ousmane Dembélé. Su precipitada salida del club ya dejó cierto resquemor en el entorno del Barça, pero lo del miércoles ya fue el colmo.
Recordemos que el francés no tuvo ningún tipo de miramiento al aceptar a primeras de cambio la oferta que le llegó del PSG en verano. Al-Khelaïfï pagó 50 millones por él, pero la mitad de esta cantidad fue a parar al bolsillo del representante del futbolista. Y eso, tal y como estaba la situación financiera en el club y después de toda la paciencia que habían tenido con él, no sentó para nada bien.
Ousmane Dembélé pasó seis temporadas con más pena que gloria en el Barça, donde protagonizó más polémicas que buenas actuaciones. Aun así, Xavi Hernández, uno de sus pocos valedores, le defendió y siguió confiando en él hasta el final. Y luego, el francés le traicionó.
El francés anotó 40 goles en los 185 partidos que disputó con la zamarra azulgrana; nunca estuvo a la altura. Acumuló una lesión tras otra, así como muestras habituales de falta de compromiso, llegando tarde a innumerable cantidad de entrenamientos, entre otras cosas. Por eso, y por su exagerada celebración del miércoles, se espera que Montjuïc le reciba con pitos atronadores el próximo martes.