El último día del mercado de fichajes no suele dejar indiferente a nadie en el fútbol español. Entre operaciones caídas y movimientos inesperados, algunos clubes logran cerrar acuerdos que parecían imposibles horas antes. El Real Betis, en este caso, es protagonista de un capítulo que parecía destinado a otro giro dramático y que, finalmente, apunta a resolverse de manera favorable para los intereses verdiblancos.
El interés del Betis en recuperar a Antony ha sido una constante durante todo el verano. El extremo brasileño dejó una huella imborrable en su cesión del curso pasado, cuando fue determinante para alcanzar la final de la Conference League. Firmó nueve goles con cinco asistencias en 26 partidos. Su capacidad de desborde y su conexión con figuras como Isco u otros jugadores marcaron un tramo decisivo de la temporada. Sin embargo, las negociaciones con el Manchester United se alargaron más de lo previsto, y durante semanas el fichaje pareció entrar en vía muerta.
El acuerdo económico que desbloquea la operación
Según Fabrizio Romano, Matteo Moretto y otros periodistas de referencia, Real Betis y Manchester United han sellado un acuerdo definitivo en torno a 22 millones fijos más tres en variables. El total del paquete alcanza los 25 millones de euros, con una cláusula de reventa que asegura a los ingleses un 50 % de cualquier plusvalía en una futura venta. Este detalle, además de la disposición del brasileño a ajustar su salario, ha permitido encajar la operación dentro de los parámetros económicos del club verdiblanco.

Manuel Pellegrini siempre tuvo claro que Antony debía ser su fichaje prioritario. El técnico chileno considera que su verticalidad y capacidad para ganar duelos individuales son un recurso imprescindible en una plantilla que busca competir en Liga y en Europa. A diferencia de otros extremos, Antony ofrece tanto desequilibrio por banda como llegada al área rival, y puede ocupar varias posiciones del frente de ataque, adaptándose a diferentes dibujos tácticos.
Un fichaje cargado de simbolismo
La vuelta de Antony también tiene un fuerte componente emocional. El brasileño reconoció en entrevistas recientes que había perdido la motivación en Manchester, llegando a declarar que había pasado días sin comer durante su peor etapa. En Sevilla, en cambio, redescubrió el disfrute por el fútbol y encontró un ambiente que le permitió sentirse protagonista. Volver al Benito Villamarín significa también reencontrarse con esa versión ilusionada y competitiva que le había hecho brillar en sus primeros años en Europa.
La operación Antony representa para el Betis un cierre de mercado casi perfecto. El club había sufrido para ajustar sus cuentas y cumplir con las exigencias del Fair Play financiero, lo que obligó a retrasar inscripciones y a estudiar alternativas en el mercado. Finalmente, con la llegada del brasileño, la afición verdiblanca podrá celebrar un movimiento que eleva notablemente las aspiraciones del equipo. Queda por ver si su impacto será inmediato, pero la expectativa es máxima en un Benito Villamarín que volverá a corear su nombre.