Miguel Ángel Ramírez, entrenador del Real Zaragoza

Máxima tensión en el Zaragoza: Lo que piden los aficionados a Miguel Ángel Ramírez

Sus primeros partidos no han sido nada sencillos

La llegada de Miguel Ángel Ramírez al Real Zaragoza, oficializada a finales de diciembre, ilusionó a buena parte de la afición, que veía en el técnico asturiano a un preparador joven, con una idea de juego reconocible y que había conseguido meter en el ‘play off’ de ascenso al Sporting de Gijón en su única experiencia previa en LaLiga Hypermotion. Sin embargo, apenas dos semanas después de su presentación, la atmósfera en torno al nuevo entrenador se ha enrarecido de forma sorprendente. Tras un debut con derrota ante el Elche (1-0), el segundo encuentro, frente al Tenerife colista, desembocó en un empate (2-2) que, paradójicamente, dejó más sensaciones negativas que positivas en la grada de La Romareda.

El partido frente al Tenerife supuso el primer duelo de Ramírez en el feudo maño. El entrenador buscaba regalarle a su afición los primeros tres puntos de la ‘era Ramírez’ y, sobre todo, encadenar un resultado que reforzase la moral tras la inesperada salida de Víctor Fernández y la transición breve con David Navarro como técnico interino. Pero la situación se complicó muy pronto: a los 39 minutos, el Tenerife de Álvaro Cervera logró el 0-1, llevando el murmullo a las gradas. La afición, que había comenzado el encuentro apoyando enérgicamente, empezó a mostrar los primeros signos de descontento, especialmente cuando el equipo no reaccionaba a la presión del rival.

Miguel Ángel Ramírez, entrenador del Real Zaragoza
Miguel Ángel Ramírez, entrenador del Real Zaragoza | XCatalunya, Canva

El segundo golpe llegó en el minuto 70, con un golazo de Diarra que ponía un 0-2 que parecía definitivo. En ese momento, las gradas de La Romareda sorprendieron incluso a quienes siguen con atención la exigente idiosincrasia del zaragocismo, entonando el “Ramírez, vete ya”. Un cántico que suele resonar cuando un entrenador lleva tiempo sin cumplir expectativas, no cuando apenas ha dirigido dos encuentros. Es cierto que el técnico asturiano optó por mantener una línea de cinco defensas incluso cuando el partido le iba en contra, algo que muchos hinchas consideraron conservador y poco ambicioso para intentar remontar un 0-2. Ese fue el punto de desencuentro clave: la afición reclamaba valentía y un golpe de timón que no acabó de llegar.

Y el Real Zaragoza reaccionó

Sorprendentemente, el equipo reaccionó en dos minutos de inspiración. Clemente, con un tanto en el 77, e Iván Azón, en el 79, lograron empatar el partido (2-2). La Romareda estalló en júbilo durante esos instantes, cambiando la crítica por el aliento. Sin embargo, el sabor final fue agridulce; la remontada maquilló un encuentro que tuvo lagunas serias en el juego, y al término del partido la grada volvió a pitar. Los aplausos por la épica del empate se mezclaron con la censura hacia un planteamiento que algunos consideraron demasiado temeroso. De hecho, muchos piden que Ramírez deje atrás la defensa de cinco y apueste por un esquema más ofensivo, especialmente cuando el marcador está en contra.

Esta “tensión” se explica también por el contexto en el que se produce. El Real Zaragoza vive una temporada complicada, inmerso en la mitad baja de la tabla, con 23 puntos tras 23 jornadas. La destitución —o mejor dicho, dimisión— de Víctor Fernández, un zaragocista confeso, supuso un trauma para parte del entorno. Su sustituto, Ramírez, llega con la necesidad de enderezar el rumbo y hacerse perdonar cualquier traspié. En La Romareda, la paciencia escasea y los seguidores exigen resultados inmediatos en una categoría —la LaLiga Hypermotion— cada vez más competitiva.