La figura de Óscar Mingueza se ha convertido en uno de los grandes nombres propios del Celta de Vigo en esta temporada. El futbolista de 25 años, formado en la cantera del FC Barcelona, abandonó el Camp Nou en julio de 2022 rumbo a Balaídos, en una operación que, a todas luces, parecía idónea para ambas partes. El Celta ganó un defensa polivalente y con experiencia en LaLiga; el Barça, por su parte, se aseguró un derecho de recompra y un 50% de una futura venta.
Pero lo que quizá no se esperaba era el excelente rendimiento de Mingueza en Vigo, con cifras que lo han convertido en un referente tanto dentro como fuera del campo: ya suma 2 goles y 5 asistencias en 17 partidos de LaLiga, a los que añade un encuentro más en la Copa del Rey, para un total de 18 apariciones oficiales esta temporada.
Las notables actuaciones de Mingueza han despertado el interés del propio Barça, que, según fuentes cercanas al club, valora seriamente la opción de reactivar esa cláusula de recompra, estimada en torno a los 9 o 10 millones de euros. Con esa cantidad, los blaugranas podrían dar un respiro a un Jules Koundé que, a las órdenes de Hans-Dieter Flick, está asumiendo muchos minutos y escasea de recambios naturales en el lateral derecho. Sin embargo, existe un tercer actor que irrumpe en este escenario con fuerza: Marián Mouriño, la presidenta del Celta de Vigo, ha dejado claros cuáles son los planes de la entidad gallega respecto a su lateral.
La cláusula y la postura del Celta
En una entrevista concedida al Diario AS, Mouriño subrayó que este tipo de cláusulas “siempre están ahí y cualquiera las puede pagar”. Sobre todo, quiso insistir en la importancia que el exblaugrana tiene en el club: “Mingueza está siendo un jugador importante en el equipo, en el vestuario, siendo internacional y lo veo tan contento aquí que me cuesta pensar que se pueda ir”. De sus palabras se desprende la voluntad inequívoca de retener al defensor, a pesar de que asume la realidad del mercado: “Igual mañana me llaman y me dicen que han pagado la cláusula”.
El fuerte vínculo que Mingueza ha establecido con el Celta en poco más de un año refuerza la creencia de su presidenta de que el jugador permanecerá en Balaídos. Desde la salida de Hugo Mallo, el lateral derecho se ha erigido en un hombre clave para el conjunto vigués. Además, el entrenador Giráldez ha encontrado en él a un carrilero completo, capaz de incorporarse con peligro al ataque sin descuidar la faceta defensiva. Esta temporada, por ejemplo, su aportación ofensiva se refleja en 2 tantos anotados y 5 asistencias repartidas, que lo convierten en uno de los defensas con mejor registro de participación goleadora en LaLiga.
Un lateral más ofensivo de lo que se recordaba
En el FC Barcelona, Mingueza alternó posiciones de central y lateral, si bien en etapas como la de Ronald Koeman en el banquillo llegó a jugar con una defensa de tres centrales, donde se sentía muy cómodo. Sin embargo, durante su paso por el primer equipo culé (66 partidos oficiales, 2 goles y 5 asistencias), se le vio con un perfil más defensor que atacante. En Vigo, en cambio, el catalán ha explotado esa versión de carrilero que se incorpora constantemente y ofrece peligro en la zona de creación.
No es de extrañar que el Barça, con la necesidad de rotar a Koundé, vea en Mingueza un recurso valioso, tanto por su conocimiento de la filosofía de la Masía como por su progresión en el último año y medio. Además, su solvencia para actuar también como defensa central podría otorgar a Flick flexibilidad táctica. Pese a ello, el precio que debería abonar el club blaugrana (entre 9 y 10 millones) sigue siendo la gran incógnita, teniendo en cuenta la delicada situación económica que atraviesa la entidad azulgrana.
Un futuro en el aire
Lo cierto es que la posición de Marián Mouriño resulta clara: el Celta no está por la labor de desprenderse de Mingueza a la ligera. El jugador tiene contrato hasta el 30 de junio de 2026 y una cláusula de 20 millones. Si el Barça decide ejercer el derecho de tanteo o algún otro club se plantea abonar los 20 millones de la cláusula, el escenario cambiaría radicalmente. Por otro lado, si la operación busca términos intermedios, los gallegos tratarán de maximizar sus beneficios, amparados en la notable evolución deportiva y el creciente valor de mercado del defensa (actualmente situado en 20 millones de euros, su máximo histórico).