El empate 3-3 entre el FC Barcelona y el Inter de Milán en la ida de las semifinales de la Champions League 2025 no solo dejó goles y emociones. También expuso datos estadísticos que refuerzan la sensación de dominio azulgrana y explican por qué muchos, como Jota Jordi, confían plenamente en la clasificación culé.
El Estadi Olímpic Lluís Companys fue testigo de un duelo intenso, con remontadas, momentos de incertidumbre y una actuación colectiva que dejó sensaciones muy positivas para los culés de cara a la vuelta en San Siro.
Superioridad estadística del Barça
Aunque el marcador reflejó paridad, los números contaron otra historia. Según datos de UEFA y Opta, el FC Barcelona tuvo 71% de posesión, completó 624 pases (con un 89% de precisión) y realizó 19 disparos en total.
El Inter, en cambio, solo tuvo un 29% de posesión, completó 288 pases y realizó 7 remates. De esos 7, 3 terminaron en gol, mostrando su eficacia pero también su dependencia de los errores rivales. El Barcelona también ganó el duelo aéreo con un 56% y recuperó más balones en campo contrario, una muestra de la presión alta implementada por Hansi Flick.

El partido comenzó de la peor manera para los locales. Marcus Thuram marcó a los 30 segundos, estableciendo el gol más rápido en una semifinal de Champions en dos décadas. En el minuto 21, Denzel Dumfries amplió la ventaja. El Barça se encontró con un 0-2 que, en otras circunstancias, podría haber sido un golpe anímico definitivo.
Pero este equipo ha demostrado durante toda la temporada una capacidad de reacción extraordinaria. En apenas diez minutos, Lamine Yamal descontó con una gran definición, y poco después Ferran Torres empató tras una asistencia de Raphinha.
Yamal rompe récords y lidera
Con su gol, Lamine Yamal se convirtió en el jugador más joven en marcar en una semifinal de Champions League: 17 años y 291 días. Más allá de la estadística, su actuación fue notable. Generó 5 ocasiones de gol, completó 4 regates y mantuvo una madurez táctica digna de un veterano.

Si Yamal fue el protagonista joven, Raphinha se encargó de liderar el ataque con experiencia. El brasileño no solo asistió a Ferran Torres en el segundo gol, sino que provocó el tercero con un potente disparo que, tras golpear el travesaño, rebotó en el portero Yann Sommer y acabó en la red.
El único lunar de la noche fue la defensa. La lesión de Jules Koundé obligó a reorganizar la zaga. La línea defensiva mostró problemas en la defensa de contragolpes y jugadas a balón parado, situación que el Inter supo explotar. Flick tendrá que trabajar en este aspecto de cara a la vuelta en Milán, donde cualquier error podría ser decisivo.
Control emocional y mentalidad ganadora
Esta resiliencia psicológica fue una de las claves para remontar y terminar el partido con mejores sensaciones que el rival, a pesar del empate en el marcador. Después del encuentro, en El Chiringuito, Jota Jordi dejó clara su confianza en el equipo. Con tono serio y decidido, expresó:
"No se puede celebrar un empate. Lamine Yamal está cabreado porque es un ganador. Un empate no se puede celebrar. Yo estoy contento no por el resultado. Estoy contento porque, por lo que he visto hoy, estoy cien por cien seguro que pasamos. Cien por cien seguro de que pasamos."
El empate 3-3 dejó claro que, más allá del resultado, el Barça dominó y demostró su potencial. Las estadísticas, la mentalidad y el talento joven alimentan el optimismo en el entorno azulgrana. Ahora, con la confianza reforzada, el equipo de Flick viajará a San Siro con una sola idea: rematar la obra y volver a una final de Champions.