El empate 3-3 entre el FC Barcelona y el Inter de Milán en el Estadi Olímpic Lluís Companys dejó una eliminatoria de Champions League 2025 abierta y emocionante. Más allá de los goles y la polémica arbitral, el encuentro evidenció varias claves tácticas y emocionales que marcarán el futuro de esta semifinal.
El Barcelona mostró una resiliencia que ya es marca de la casa esta temporada, mientras el Inter demostró que su eficacia ofensiva sigue siendo su mejor arma. Pero en Montjuïc, hubo mucho más que goles.
Un inicio fulgurante que puso a prueba al Barça
El partido no pudo comenzar peor para los azulgranas. Marcus Thuram aprovechó un error defensivo y marcó a los 30 segundos, el gol más rápido en una semifinal de Champions League en los últimos 20 años.
El Inter no frenó su empuje y, en el minuto 21, Denzel Dumfries amplió la ventaja tras un contragolpe letal. El Barça se encontraba con un 0-2 en contra antes de la primera media hora. La situación parecía crítica. Sin embargo, lo que vino después fue una de las mayores demostraciones de carácter del equipo esta temporada.

A pesar del golpe anímico, el Barça no perdió la compostura. La respuesta fue inmediata y liderada por sus jóvenes talentos. Lamine Yamal descontó con un gol de gran calidad, reafirmando su papel de estrella emergente. Poco después, Ferran Torres culminó una excelente jugada colectiva para empatar el encuentro antes del descanso. El 2-2 reflejaba la capacidad del equipo para mantener la cabeza fría y no renunciar a su estilo.
Raphinha y Lewandowski: veteranos al rescate
En la segunda mitad, el Inter volvió a adelantarse con otro gol de Dumfries, capitalizando nuevamente los errores defensivos azulgranas. Pero el Barcelona no se desmoronó. Raphinha, una de las figuras más activas en el frente ofensivo, anotó el 3-3 tras un disparo que rebotó en el travesaño y el portero Yann Sommer.
El brasileño no solo marcó, sino que también asistió en el segundo gol y creó múltiples situaciones de peligro. Con esta actuación, Raphinha alcanzó 20 participaciones en goles en esta edición de la Champions, superando el récord de Lionel Messi en la temporada 2011-12.

Vulnerabilidad defensiva: el gran desafío
La gran preocupación para Hansi Flick fue, sin duda, el rendimiento defensivo. La lesión de Jules Koundé en el minuto 40 obligó a reestructurar la zaga. Sin su presencia, las debilidades en las jugadas a balón parado y en las transiciones fueron aún más evidentes. Eric García y Christensen tendrán que dar un paso adelante en la vuelta.
Aunque el marcador fue igualado, el dominio territorial y el control del balón fueron mayoritariamente azulgranas. El Barcelona tuvo un 68% de posesión y completó 624 pases frente a los 288 del Inter. La presión tras pérdida funcionó bien, especialmente en la segunda mitad, donde el Inter apenas pudo salir de su campo salvo en acciones muy puntuales.
Mentalidad ganadora: la clave que explica la remontada
El aspecto psicológico fue quizás el más destacado. A pesar del 0-2 en el minuto 21 y la presión de una semifinal europea, el equipo mantuvo la calma y el enfoque. Al término del partido, Raphinha explicó a Movistar qué pasó por sus mentes tras el segundo gol del Inter:
"Nada, mantener la calma. Centrarnos en el juego e ir a por el partido."
Estas palabras reflejan el espíritu competitivo que ha caracterizado al Barça durante toda la temporada. Más allá de los errores defensivos y las adversidades, el equipo confía en su capacidad para superar cualquier obstáculo.
El empate 3-3 en Montjuïc fue mucho más que un resultado. Mostró a un Barça capaz de dominar a uno de los equipos más sólidos de Europa, de reaccionar ante la adversidad y de seguir creciendo en carácter y mentalidad. Con la lección aprendida, el equipo viajará a Milán con un objetivo claro: corregir errores atrás y repetir la valentía mostrada en la ida.