El FC Barcelona afronta un momento dulce en el arranque de 2025. Encadena cuatro victorias consecutivas, ha alzado su primer título del año y llega al partido contra el Getafe con la confianza por las nubes. Incluso el técnico, Hansi Flick, se ha presentado en la sala de prensa de la Ciutat Esportiva Joan Gamper con un semblante relajado y satisfecho. No es para menos: solo tres futbolistas (Bernal, Ter Stegen e Íñigo Martínez) están en la enfermería, la plantilla está respondiendo a su idea de juego y la mala racha de finales de 2024 ha quedado ya en un lejano recuerdo. Aun así, Flick no se fía y prevé un partido áspero en el Coliseum Alfonso Pérez, donde el Getafe suele poner las cosas muy difíciles, más si el frío aprieta en la noche madrileña.
En la víspera del encuentro, el entrenador germano ha analizado la propuesta que espera de los azulones, incidiendo en la importancia de “controlar el balón” para minimizar las opciones de contragolpe de su adversario. Flick confía en mantener esa línea ascendente mostrada en las últimas citas, como el convincente triunfo frente al Betis, en el que el Barça ofreció momentos de un fútbol fluido. Según sus propias palabras, “si cometemos muchos errores, damos al rival lo que quiere: contras peligrosas, defensas cerradas y dificultades para atacar”. Un discurso coherente con la fórmula del control absoluto que Flick ha intentado imponer desde su llegada al banquillo culé.
Ansu Fati, sin margen de mejora
En paralelo a esta buena dinámica, la situación de Ansu Fati dibuja un horizonte muy distinto. El ‘10’ blaugrana encadena tres convocatorias seguidas fuera de la lista, dejando en evidencia que no entra en los planes del técnico. Este ninguneo deportivo no es ninguna sorpresa si se revisan sus números: apenas 8 partidos oficiales esta temporada (4 en LaLiga, 1 en la Copa y 3 en Champions), sumando 186 minutos sin haber marcado ni asistido. Además, en verano ya se especuló con su salida, aunque Flick decidió darle una última oportunidad. Nada ha cambiado.
En la rueda de prensa previa al choque contra el Getafe, Flick ha ido un paso más allá en sus declaraciones. Reconoce que ha hablado con el canterano sobre su situación, planteándole “distintas opciones” y reiterando su honestidad al tratar este tema. El mensaje es cristalino: o el jugador sale del club en este mercado invernal o deberá asumir que su protagonismo será casi nulo de aquí a final de temporada, salvo un golpe de timón que no se atisba en el horizonte. Aun así, el técnico subraya que “no habría problema si decide quedarse”, pues el Barça sigue comprometido con su desarrollo. Eso sí, se trata más de un compromiso moral que de una intención de cambiar la dinámica, ya que el propio Flick dejó claro que no lo ve como un elemento prioritario en el modelo de juego.
"Para mí es muy importante ser honesto con los jugadores, con Ansu lo he sido. Hemos hablado de distintas opciones y él decidirá cómo se lo tomará. Si quiere quedarse está bien. Es un jugador de La Masia, criado aquí y lo cuidaremos al máximo. Lo queremos ver motivado. Es un profesional. Nuestro trabajo es ayudarle a que crezca y mejorar. Lo mismo que hacemos con todos los jugadores. Puedo añadir que Ansu es muy profesional, centrado en el trabajo y me gusta ayudarlo", dijo.
El escenario, por tanto, es poco alentador para Ansu. Cada minuto que pasa, el desgaste es mayor: la afición se divide entre quienes creen en su talento innato y quienes asumen que el club debería apostar por otros perfiles más consolidados. A la espera de que arranque el choque ante el Getafe (21h, jornada 20 de LaLiga), la situación del atacante hispano-guineano se antoja complicada. Flick ha manifestado su gusto por la franqueza; Ansu, por su parte, dispone de un escaso margen para revertir la situación o forzar una cesión o traspaso a corto plazo. Con la ventana invernal prácticamente a medio abrir, su futuro pende de un hilo: si no sale, quedará recluido a la sombra de un once que hoy brilla con otros nombres, y si se marcha, buscará reencontrar fuera del Camp Nou las oportunidades que aquí parecen esfumarse.