El Girona FC ha hecho historia y jugará la próxima edición de la Champions League. Los de Michel Sánchez se enfrentaban al FC Barcelona en Montilivi y ganaron por un contundente 4-2, repitiendo el resultado de la primera vuelta en el Estadi Lluís Companys. Andreas Christensen marcó el primer gol azulgrana, pero Artem Dovbyk puso las tablas un minuto más tarde en una jugada muy rápida que partió del saque inicial y que terminó con un centro de Iván Martín. Los azulgranas se fueron al vestuario con 1-2 en el marcador tras un gol de penalti de Robert Lewandowski en el tiempo añadido.
El Barça aguantó hasta el minuto 60 y luego se desató la locura rojiblanca. Portu saltó al césped y marcó el 2-2 tras un error de Sergi Roberto. Luego llegó el gol de Miguel y más tarde un nuevo tanto de Portu. Xavi Hernández intentó remontar el partido con la entrada de jugadores como Raphinha y Ferran Torres, pero no lo consiguió. El resultado ya lo conocemos todos: segunda posición momentánea para el Girona FC, que se convierte en el primer equipo de Catalunya.
Una posición privilegiada que centra todas las miradas. En Girona ha empezado el debate sobre dónde se jugará la Champions League de la temporada 2024/2025. Lo cierto es que el Montilivi actual no reúne los requisitos necesarios para jugar partidos de la máxima competición europea. Los andamios de la zona preferente, de gol sur y de gol norte no están permitidos, de modo que los locales no podrían usarlos y el aforo se reduciría de forma sustancial, de los 14.000 asientos a los 9.000.
Muchos abonados se quedarían sin asiento y el club se vería obligado a buscar fórmulas que generarían descontento. El sorteo de entradas con un mínimo de asistencia asegurada es la medida menos mala y que genera más consenso. Premiar la antigüedad es otra opción, pero los abonados más recientes la considerarían injusta y discriminatoria. Entonces otra opción que baraja la directiva es jugar fuera de Girona, en un estadio con más aforo.
Los aficionados gironistas lo tienen claro. No quieren irse de Montilivi. Consideran que alejarse de su feudo es perder identidad y quieren jugar en casa, aunque sea con poco aforo. Consideran que aceptar las exigencias de la UEFA es hacer negocio gracias al abonado y responde a intereses económicos y televisivos.
Reforma del estadio descartada
En un inicio se valoró la posibilidad de reformar el estadio y transformar las gradas móviles con gradas definitivas, de cemento. El montante económico y la dificultad de la obra por culpa de un terreno inestable hace inviable esta posibilidad. Además, hemos de recordar que el campo es de titularidad municipal, así que se hace difícil pensar que un ayuntamiento liderado por un alcalde de la CUP quiera invertir en un proyecto deportivo de esta magnitud.