No está siendo una temporada fácil de asimilar para el entorno del Girona. Aunque está metido de lleno en la batalla por adentrarse en puestos europeos, el nivel ha descendido notablemente con respecto al curso anterior. El Girona de ahora no es aquel Girona de la 2023/24 que llegó incluso a proponerse como serio candidato para batallar por el título.
De hecho, repetir la hazaña de clasificarse para Champions League se antoja a día de hoy prácticamente utópico. Y es que a lo largo de estos primeros meses de competición, el equipo del norte de Catalunya se ha mostrado muy irregular, con periodos de luces y otros de sombras. La realidad es que la plantilla no se muestra tan compacta como antaño y el nivel individual de los jugadores nuevos también ha descendido con respecto a los que se marcharon.
Sin ir más lejos, en el duelo que enfrentó a Girona y Real Madrid en Montilivi en la noche del sábado (0-3), los de Míchel se mostraron muy endebles. Incapaces de hacerle daño a un elenco que venía plagado de bajas y de dudas. Y algunos especialistas han tratado de ponerle nombre a la actual tendencia gerundense.
La mitad de puntos que el año pasado
Por ejemplo, el periodista Albert Blaya refuerza la línea de pensamiento de que los nuevos fichajes no están siendo capaces de rendir al nivel de los jugadores que venían a sustituir. Una clara evidencia radica en la posición de delantero centro, la que militaba la pasada campaña el que terminó siendo el pichicih, Artem Dovbyk. En este sentido, el periodista considera un fallo importante haber elegido a "Abel Ruiz y Miovski para sustituirle".
Pero esto no ocurre tan solo en el rol de '9', sino que es algo generalizado también en otras partes del terreno de juego. Así lo explicaba Albert Blaya: "El Girona de Míchel quiere mantener las constantes de la temporada pasada, pero ha perdido demasiado talento, ha fichado jugadores que no lo llenan y físicamente es un equipo con demasiadas deficiencias". Claro y conciso.
Y es que los gerundenses, con 16 partidos disputados, han logrado sumar 22 puntos de los 48 posibles, con 6 victorias y 4 empates. A estas alturas de la pasada temporada, eran líderes en solitario con 41 puntos y una única derrota. Además, habían anotado 16 goles más que ahora y habían recibido 3 menos.
Por otro lado, el máximo artillero, Artem Dovbyk, ya había visto puerta en 8 ocasiones. En la actualidad, no obstante, el máximo goleador del equipo no es ni siquiera ninguno de sus dos sustitutos, ambos con 2 goles, sino Stuani, con cuatro. En resumidas cuentas, pues, el Girona ha perdido mucha pegada y uno de los grandes culpables es Quique Cárcel, que no terminó de estar eficaz en el mercado de fichajes.