La sombra de un gran colapso eléctrico todavía planea sobre miles de hogares y negocios. Aunque la luz volvió hace días, la incertidumbre sigue muy presente. Las autoridades, los expertos y la población se enfrentan a una misma pregunta: ¿podría repetirse el apagón que paralizó a tres países?
Un episodio que expuso graves vulnerabilidades
Hace apenas una semana, un fallo repentino dejó sin electricidad a amplias zonas de España, Portugal y el sur de Francia. Trenes detenidos, comunicaciones interrumpidas y familias enteras obligadas a pasar la noche a la luz de las velas. Las imágenes de ciudades sumidas en la oscuridad recorrieron Europa y abrieron un debate urgente sobre la fiabilidad del sistema eléctrico actual.
Hasta ahora, la investigación oficial avanza con lentitud. La red eléctrica, un entramado complejo y cada vez más dependiente de las energías renovables, mostró una fragilidad inesperada. Las primeras informaciones apuntan a que un mecanismo clave, conocido como cortafuegos, falló en su función de contener la avería.

Advertencias previas ignoradas
Pero el fallo técnico no fue el único factor. Según fuentes del sector energético, varias compañías ya habían advertido a Red Eléctrica de España (REE) una semana antes de la catástrofe. El motivo: el sistema dependía en exceso de fuentes renovables, cuya producción es inestable en comparación con otras como la nuclear o el gas.
La combinación de esas circunstancias fue calificada por algunos técnicos como un "cóctel suicida". A pesar de estas alertas, no se tomaron medidas correctivas inmediatas. Y cuando el problema surgió, la falta de actualizaciones en el software de seguridad agravó la caída de la red.
Los expertos piden una revisión profunda
La situación ha encendido las alarmas en el sector. Laura García, vicepresidenta de la comisión de Energía del Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña, ha insistido en que es urgente revisar todos los protocolos. Y adaptar el sistema eléctrico a la nueva realidad energética.

En una reciente entrevista, García explicó que el cambio hacia una matriz de energía sostenible es necesario y no tiene vuelta atrás. Sin embargo, reconoció que esta transición debe ir acompañada de una modernización tecnológica que garantice la estabilidad de la red.
"El sistema español es robusto, pero no podemos seguir operando con los mismos parámetros que hace veinte años. Cada nueva fuente de energía renovable requiere nuevas soluciones técnicas", subrayó.
El miedo a otro apagón crece
Mientras las investigaciones siguen su curso, muchos ciudadanos temen que pueda repetirse un episodio similar. La falta de una explicación clara y de responsabilidades asumidas aumenta la desconfianza pública. Comercios, hospitales y familias se preparan ahora con sistemas de respaldo por si otro apagón golpea sin previo aviso.
Algunos sectores políticos han aprovechado la ocasión para criticar el ritmo de la transición energética, aunque los expertos insisten en que volver atrás no es una opción realista.
El dato clave que aún mantiene en vilo a la población
Hasta ahora, se ha hablado de fallos técnicos, advertencias desoídas y de la necesidad de adaptar el sistema. Pero Laura García reveló un dato que pocos conocían y que podría cambiar el rumbo de la investigación. La probabilidad de que se repita una gran apagada sigue siendo exactamente la misma que antes del suceso.
"Como no hemos logrado identificar aún la causa principal, el riesgo permanece inalterado", advirtió García. Este reconocimiento público ha generado nuevas preocupaciones, ya que significa que el sistema sigue expuesto a colapsos sin que se haya implementado ninguna solución definitiva.
El apagón ha dejado al descubierto no solo una vulnerabilidad técnica, sino también la urgencia de replantear cómo avanzamos hacia un futuro energético más seguro. La sostenibilidad es un objetivo irrenunciable, pero debe estar respaldada por una infraestructura capaz de soportar las demandas del siglo XXI.