El marxismo, como todas las ideologías y movimientos políticos del mundo, travesía un proceso evolutivo, tanto en ideología como en estrategia. Hoy en día, hay una clara deriva del marxismo mayoritario hacia posiciones proimmigracionistes en el mundo occidental. Tengo que remarcar que esto no quiere decir que no haya alternativas ni puntos de vista diferentes. Quiero decir que, en nuestro país, Catalunya y occidente, los partidos políticos próximos al marxismo, o que tienen formaciones abiertamente marxistas dentro, tienen una posición claramente proimmigracionista. Claros ejemplos son la CUP, que tiene formaciones claramente marxistas, o Podemos, que incorpora Izquierda Unida dentro de la cual hay el Partido Comunista de España.
A muchos los cuesta entender esta deriva globalista del marxismo, puesto que, de facto, son valores muy liberales. A pesar de que el liberalismo tradicionalmente defiende el libre movimiento de personas por razones económicas, la izquierda actual ha adoptado este principio como parte de su estrategia política. Esto puede parecer incoherente, puesto que el liberalismo y el marxismo tienen valores fundamentales diferentes, pero en la práctica actual, ambos promueven la inmigración.
Para entender la deriva proimmigracionista del marxismo, nos tenemos que remontar a los inicios del movimiento, concretamente al manifiesto comunista de Marx y Engels. Allí, Marx se atreve a hacer la predicción de donde tendría que triunfar el marxismo. Considera que las sociedades occidentales, como Alemania y el Reino Unido, tendrían que ser los principales países de éxito de la revolución, debido al nivel de industrialización y división de clases, con una burguesía desarrollada y una clara división entre el proletariado y la burguesía (propietarios y trabajadores de la fábrica).
Veía países como China o el Imperio Ruso como países donde sería menos probable que triunfara la revolución, puesto que estos países todavía vivían en una fase muy prematura de capitalismo, por no decir directamente que vivían todavía en una sociedad semi-feudal. Cómo todos sabemos, la revolución no triunfaría en Alemania. Los comandos nacionalistas y el gobierno alemán impidieron la revolución de Baviera, por no hablar del cambio de régimen del 1933, un régimen claramente antirrevolucionario.
El marxismo, no obstante, hace un proceso de reflexión sobre por qué la revolución fracasa donde supuestamente tendría que haber triunfado y triunfa donde supuestamente no tendría que haber tenido éxito. La respuesta viene dada por Gramsci. Él analiza que la revolución fracasó dentro de los países occidentales desarrollados debido a algo que él denomina 'superestructura', un conjunto de valores culturales y sociales muy sólidos que perpetúan el sistema moral y político, que hicieron que la sociedad rechazara mayoritariamente los cambios radicales que supondría el marxismo.
Esta superestructura sería determinante en el fracaso de la revolución, mientras que países como el Imperio Ruso, tenían una superestructura muy debilitada, debido al debilitamiento de las instituciones imperiales durante la guerra, la mala percepción de la ciudadanía de una monarquía, unos estamentos militares y religiosos corruptos de pies a cabeza, y una economía decadente. Por esta razón, la revolución fue más aceptable por la sociedad del Imperio Ruso, y la revolución, únicamente para triunfar, necesitó superar militarmente el régimen.
La lección que muchos marxistas aprendieron, incluido Gramsci, es que el primer paso para implementar la dictadura del proletariado es debilitar las instituciones de la sociedad en la cual se quiere implantar. Básicamente, la superestructura es un muro social de contención para la implantación de un cambio radical de sistema como el marxismo. La superestructura se convierte, pues, en una pared a derrocar para hacer llegar el marxismo al poder.
Estrategia del marxismo para debilitar la superestructura
En consecuencia, el marxismo ataca los pilares fundamentales de la sociedad para debilitar la superestructura, como sí de una carcoma comiéndose la madera de una casa con el objetivo de hacerla caer se tratara. ¿Cómo lo hace? Fácil, incorpora elementos ideológicos para atacar los cimientos de la sociedad. Ataca las siguientes instituciones fundamentales de la superestructura:
1. Estructura de la familia: La familia orgánica es el principal elemento de perpetuación de los valores morales y cultura en una sociedad, de generación en generación, sin que el estado ni los intelectuales bolcheviques tengan ningún tipo de poder. Atacar la estructura familiar es imprescindible para debilitar la superestructura, puesto que la familia es el principal elemento de perpetuación moral.
2. La fe religiosa: Atacar la fe religiosa es también imprescindible, puesto que la religión da un código moral inamovible y una autoridad moral superior, que contradice claramente las tesis del marxismo. Exactamente por eso, durante la guerra civil, la iglesia católica, tanto en Catalunya como el resto del estado, fue ferozmente atacada por la izquierda.
3. La identidad nacional y el nacionalismo: Formar parte de un colectivo con un conjunto de valores compartidos y tradición contradictoria a las tesis del marxismo siempre será un obstáculo para la implementación de la dictadura del proletariado. Muchas tradiciones históricas de muchos países, incluyendo Catalunya, tienen valores y tradiciones absolutamente incompatibles con un régimen bolchevique.
4. La identidad y roles de género: Para destruir la familia y poder adoctrinar la siguiente generación, es completamente imprescindible que el rol tradicional de la mujer, de criar los hijos en valores morales, sea sustituido por el sistema educativo controlado por el estado. Esto es imprescindible por dos razones: la mujer tiene que formar parte del proletariado para convertirla en parte de la revolución, y se lo tiene que sacar del papel de madre para poder inculcar los valores deseados en la futura generación. La destrucción de la figura de la madre es imprescindible.
La inmigración como herramienta de debilitamiento de la superestructura
La inmigración masiva ataca directamente dos pilares fundamentales de la superestructura, el de la identidad nacional y la fe religiosa, puesto que la población inmigrante, o no tiene una religión compartida con la población local, o importa una de radicalmente opuesta, y forma parte de otra identidad nacional.
El objetivo del marxismo es que no compartas absolutamente nada con tu vecino, que no compartas historia, ni lengua, ni valores morales con tu sociedad, que no haya un código moral hegemónico, que no perpetúes tus valores morales ni tu identidad nacional a tus hijos, que estos sean adoctrinados por sus comisarios políticos para formar parte de su ejército ideológico, que seas incapaz de formar una familia y perpetuarte como pueblo.
La sociedad pre-revolucionaria perfecta por un marxista es aquella donde haya una fragmentación étnica y cultural, donde no haya una cultura o valores morales hegemónicos, con una población sin arraigo. Cuando haya esta sociedad, no quedará absolutamente nada para parar la implantación de la dictadura del proletariado. Nadie resistirá la revolución, puesto que nadie tendrá la bastante moral para morir para evitarla, nadie podrá crear una resistencia suficientemente fuerte, puesto que vivirá en una sociedad donde no compartirá nada con nadie. En esta sociedad, el bolchevismo será imparable, y su implantación como sistema político, inevitable.