Mapa de Cataluña con franjas rojas y amarillas sobre un fondo de montañas nevadas.

Peligro de aludes en varias zonas de Catalunya

Alerta especialmente en el tercio norte catalán

La cordillera pirenaica catalana y sus áreas limítrofes vuelven a situarse en el punto de mira de los amantes de la nieve y las actividades de alta montaña. El Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya (ICGC), en colaboración con Meteocat, ha emitido este sábado 18 de enero de 2025 un boletín de peligro de aludes para varias comarcas de alta montaña. Aunque el nivel de riesgo es moderado (catalogado en nivel 1 en la escala de 5), las autoridades instan a actuar con precaución al realizar actividades en zonas con acumulaciones de nieve.

Según el informe oficial, el peligro de aludes afecta a las siguientes zonas: Aran - Franja Nord Pallaresa, Ribagorçana - Vall Fosca, Pallaresa, Perafita-Puigpedrós, Vessant Nord del Cadí-Moixeró, Ter-Freser y Prepirineu. En todas estas áreas se espera que, a pesar de que el episodio de nevadas no haya sido especialmente intenso en las últimas horas, el viento y los cambios térmicos puedan debilitar ciertas acumulaciones de nieve en laderas expuestas. Bajo estas condiciones, la capa nival podría desprenderse parcialmente si se producen cargas adicionales como la presencia de esquiadores o excursionistas.

Formación de las capas de nieve y factores de riesgo

El Pirineo catalán, como sucede cada temporada invernal, experimenta variaciones de temperatura significativas entre el día y la noche. Durante las mañanas con sol, la nieve se reblandece, mientras que por la noche, las heladas la endurecen de nuevo. Este ciclo continuo puede generar capas de nieve inestables, sobre todo en pendientes por encima de los 1.800-2.000 metros. Otro factor clave es el viento, que puede acumular la nieve en crestas y zonas de sotavento, formando placas que, ante la mínima sobrecarga o fluctuación brusca de la temperatura, pueden desencadenar un pequeño alud.

Con un nivel 1 de peligro, el riesgo de desencadenamiento espontáneo de avalanchas generalizadas es bajo, pero sí hay posibilidades de que pequeñas coladas o avalanchas localizadas tengan lugar en puntos concretos. Los grupos de montaña o esquiadores fuera de pista deben prestar especial atención en laderas empinadas y zonas menos transitadas, donde la nieve puede no haber sido compactada. Asimismo, en gargantas, canales o corredores con acumulaciones, la probabilidad de arrastre si se produce un desprendimiento es mayor.

Recomendaciones de seguridad

Dada la apertura progresiva de las estaciones de esquí alpino y nórdico, así como la afluencia de excursionistas y aficionados al esquí de montaña, las autoridades subrayan la necesidad de seguir algunas pautas esenciales:

  • Consultar el boletín oficial de aludes del ICGC antes de planificar cualquier salida a la montaña. Esta información suele actualizarse a diario, reflejando cambios en la nieve o condiciones meteorológicas que pueden alterar el riesgo.
  • Contar con el equipo adecuado: Si se sale de los dominios esquiables controlados, resulta fundamental llevar pala, sonda y ARVA (aparato de rescate de víctimas de avalanchas). El conocimiento y la práctica en el uso de este equipamiento pueden marcar la diferencia en caso de accidente.
  • Respetar la señalización y las indicaciones del personal de las estaciones de esquí o de los guardas forestales. A veces, se cierran o se restringen zonas específicas ante la sospecha de inestabilidad en la capa nival.
  • No subestimar las laderas pequeñas: Aunque el boletín indique un riesgo bajo, un alud de dimensiones reducidas puede causar lesiones graves o arrastrar a una persona hasta un tramo rocoso o un barranco, donde las consecuencias resultarían mucho más peligrosas.
  • Formación y prudencia: La montaña en invierno requiere conocimientos en nivología y meteorología para evaluar con seguridad cada ruta. Un curso de formación en aludes y una actitud de prudencia son inversiones indispensables para cualquier aficionado a los deportes invernales.