El episodio de lluvias intensas y la DANA (depresión aislada en niveles altos) que ha barrido Catalunya este fin de semana no solo ha cambiado la dinámica de los embalses, sino que ha tenido consecuencias humanas y ambientales que van mucho más allá de los gráficos de llenado. El caso más espectacular ha sido el del pantano de Foix, que ha pasado en apenas 48 horas del 78% a superar el 103% de su capacidad máxima, convirtiéndose en el embalse con el mayor llenado del sistema y forzando desembalses de emergencia para evitar males mayores aguas abajo.
Esta crecida excepcional ha traído consigo escenas de alerta en la cuenca baja del río Foix, donde la población llegó a enfrentarse a un auténtico peligro real por las crecidas. La inquietud social se disparó especialmente el domingo, cuando incluso se activó la búsqueda de dos personas que supuestamente podrían haber desaparecido en la zona. Afortunadamente, por el momento no hay evidencias claras y las autoridades han suspendido la búsqueda hasta tener más información, aunque el episodio sirve de recordatorio de lo rápidamente que puede cambiar el equilibrio entre sequía y riesgo hídrico en Catalunya.
Sólo tres embalses resisten a las lluvias
Pero la historia del fin de semana no es solo la del Foix. El efecto de la DANA y las lluvias ha sido generalizado y positivo en muchos otros puntos del sistema catalán. La Baells, que durante meses había liderado el ranking de embalses con mayor capacidad de la cuenca interna, ha visto cómo Foix le arrebata ese primer puesto, pero aun así se mantiene en un envidiable 90,88% tras sumar más de dos décimas en 48 horas.

Sant Ponç ha experimentado una subida de 1,67 puntos y se coloca en el 86,29%, mostrando una recuperación especialmente intensa para la época. Sau y Darnius Boadella, tradicionalmente vulnerables a los periodos de calor y sequía, han aprovechado también el temporal, ganando más de un punto cada uno y situándose por encima del 62% y del 69%, respectivamente.
Otro embalse que destaca es La Llosa del Cavall, que ha subido medio punto hasta el 82,42%, consolidando su papel como reserva estratégica en la cuenca del Llobregat. En el conjunto del sistema, el salto global de más de medio punto en solo dos días es poco habitual en pleno julio y confirma el impacto directo de la meteorología sobre la gestión hídrica catalana.
En la otra cara de la moneda, algunos embalses como Susqueda—a pesar de su gran volumen—han bajado levemente (de 87,01% a 86,68%), y casos como Riudecanyes y Siurana se mantienen en valores bajos o caen unas décimas, reflejo de que las precipitaciones han sido irregulares y no han beneficiado por igual a todo el territorio.
Lo ocurrido este fin de semana demuestra, una vez más, la sensibilidad del sistema catalán a episodios extremos: en apenas 48 horas, la preocupación por la sequía ha dado paso a la alerta por avenidas y crecidas. Ahora, con una buena base de reservas y el recuerdo muy reciente del peligro real en la cuenca del Foix, la gestión del agua sigue requiriendo no solo previsión técnica, sino también prudencia y empatía para anticipar los efectos sociales de cualquier cambio brusco en el ciclo del agua.