Un grupo de cinco personas de espaldas abrazándose frente a un edificio moderno.

Un grupo de vecinos dice basta: Su estrategia para acabar con la okupación

Estos ciudadanos han usado este 'truco infalible' para poner fin a este grave problema

La okupación de viviendas se ha convertido en un problema que afecta a numerosas comunidades en España. A pesar de que, en teoría, las leyes buscan proteger la propiedad privada, la realidad es que los propietarios y vecinos enfrentan a menudo una dura batalla para recuperar viviendas ocupadas.

Este fenómeno genera no solo preocupación entre los propietarios de inmuebles,  sino también una creciente tensión en los barrios afectados. Donde la okupación suele ir acompañada de un aumento en la percepción de inseguridad y de incomodidad para los vecinos.

Frente a este problema, los afectados se encuentran con la complejidad de un proceso judicial largo y, en muchos casos, poco efectivo. Aunque existen procedimientos legales como el desahucio exprés.  La lentitud de la burocracia judicial a menudo deja en una situación de impotencia a propietarios y vecinos, que buscan maneras alternativas para hacer frente a esta problemática.

En este contexto, algunos grupos vecinales han comenzado a organizarse para encontrar métodos de presión. Que, si bien no reemplazan las acciones legales, sí logran incomodar a los okupas y, en algunos casos, lograr su salida de la propiedad.

Organización vecinal y vigilancia constante

En la localidad de A Zapateira, en A Coruña, un grupo de vecinos ha decidido organizarse. Y tomar medidas para evitar que los okupas se instalen en sus calles. José Manuel Sánchez Albornoz, presidente de la Asociación Vecinal de A Zapateira, explicó en el programa 'Mediodía' de COPE cómo han implantado una estrategia para enfrentar la okupación en su comunidad.

“Vimos que había un problema con la seguridad y la ocupación. Nos organizamos con un grupo de WhatsApp y ya somos 300 vecinos”, explicó Sánchez Albornoz. Subrayando la importancia de la cooperación entre vecinos para actuar rápidamente en cuanto se detecta cualquier movimiento sospechoso.

Este grupo de WhatsApp permite a los vecinos mantenerse informados y dar la alerta de manera inmediata en caso de percibir actividad irregular. Además de coordinarse para notificar a las fuerzas de seguridad locales y estar todos atentos ante cualquier intento de ocupación en la zona. Esta red de vigilancia vecinal les ha proporcionado una rápida respuesta ante posibles intrusiones, generando una barrera de disuasión adicional para los okupas que podrían tener en la mira sus viviendas.

Puerta roja de una antigua droguería con carteles y dibujos de cámaras de seguridad en las paredes.
Una vivienda okupada | ACN

Presión social y protestas como herramienta de disuasión

Además de la vigilancia organizada, estos vecinos han decidido llevar su estrategia un paso más allá mediante la presión social. En múltiples ocasiones, los residentes de A Zapateira se han manifestado contra la okupación.

Organizando concentraciones en las que participan activamente y de forma visible, buscando hacer notar su rechazo hacia los okupas. “La única manera era organizarnos y entonces hemos visto que la presión es lo único que les vale. Porque al final ellos no quieren ni problemas con los vecinos ni que les acosemos”, señaló Sánchez Albornoz.

La intención de estas concentraciones no es confrontar directamente a los okupas. Sino hacerles sentir que su presencia en la zona no es bienvenida y que los vecinos no estarán dispuestos a permitir su estancia sin más. Este tipo de actos han demostrado ser efectivos para incomodar a los okupas y, en algunos casos, persuadirlos de abandonar las viviendas ocupadas.

Un método peculiar: la concentración con silbatos

Los vecinos de A Zapateira han ideado una estrategia peculiar que, hasta ahora, ha dado buenos resultados. Según Sánchez Albornoz, una de las acciones que han emprendido para desalojar a los okupas es realizar concentraciones con silbatos.

El ruido y la constante presencia de los vecinos se convierten en una herramienta de presión difícil de ignorar. Generando una incomodidad que ha provocado que, en varias ocasiones, los okupas terminen abandonando el lugar. “Lo que hemos hecho en otras ocasiones es una concentración con silbatos alrededor para molestarles y hacerles ver que no íbamos a parar hasta que se fuesen”, explicó.