En la víspera de uno de los eventos más trascendentales del Vaticano, un peculiar episodio ha roto momentáneamente la habitual solemnidad con la que la Iglesia Católica suele vivir estos días. Cuando todas las miradas se dirigen al Vaticano en espera de la fumata que anunciará al nuevo líder espiritual, una anecdótica situación protagonizada por varios cardenales ha generado revuelo, aportando una insólita nota de color.
La curiosa anécdota previa al cónclave
Este miércoles 7 de mayo ha comenzado el esperado cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco, y como es tradición, los cardenales electores se encuentran reunidos en Roma desde hace varios días, alojados en la residencia Santa Marta. Entre reuniones formales e informales para conocerse mejor y discutir las cualidades necesarias del futuro pontífice, un grupo de cardenales protagonizó una insólita escena que ha trascendido y generado comentarios entre los asistentes.
La situación se produjo cuando un cardenal, cuya identidad aún permanece en el anonimato, invitó a varios colegas a una reunión en su habitación de la residencia Santa Marta, lugar emblemático y habitual alojamiento de los prelados durante el proceso electivo. Hasta aquí, nada fuera de lo normal, ya que estas reuniones informales son comunes para estrechar lazos y debatir puntos clave. Sin embargo, el encuentro tomó un giro inesperado cuando, al finalizar la reunión, el cardenal anfitrión recibió una desagradable sorpresa: una cuantiosa factura por haber vaciado por completo el minibar del hotel.

El minibar que puso en jaque la austeridad vaticana
Según ha confirmado Francesco Olivo, reconocido periodista especializado en asuntos vaticanos, el prelado en cuestión quedó visiblemente contrariado al darse cuenta de que la hospitalidad no era del tipo "todo incluido". "Son días en los que hay muchas reuniones previas, porque entre los cardenales no se conocen mucho", señaló Olivo, aclarando que el malentendido surgió debido a la falsa creencia de que todos los gastos estaban cubiertos.
El asunto no habría tenido mayor trascendencia de no ser porque la residencia Santa Marta es conocida por ser un símbolo de la austeridad promovida por el propio Papa Francisco, quien precisamente eligió este modesto alojamiento para marcar una clara diferencia con anteriores pontificados. Esta tradición de austeridad choca frontalmente con lo sucedido, poniendo en tela de juicio los hábitos menos frugales de algunos prelados.
Alta gastronomía alrededor del Vaticano
Este episodio ha destapado, además, una realidad menos conocida fuera de los muros vaticanos pero muy familiar para los lugareños: la reconocida afición de algunos cardenales por disfrutar de buena comida y bebida. Olivo ha destacado que "es bien sabido que a algunos cardenales les gusta comer y beber bien", un hecho confirmado por la alta ocupación que suelen registrar los restaurantes cercanos durante los días previos al cónclave. No es la primera vez que la comida protagoniza alguna polémica en el marco de estas reuniones. En anteriores cónclaves, de hecho, hubo quejas sobre la calidad y cantidad del menú ofrecido a los electores.
La tensión previa a la primera fumata
Este pequeño incidente añade una nota anecdótica a los momentos de tensión y especulación previos al anuncio del nuevo Papa. Aunque la primera fumata podría producirse hoy mismo, habitualmente el primer día es utilizado para tomar contacto, siendo más probable que la elección definitiva se conozca mañana jueves o hacia finales de semana.
Más allá de esta anécdota del minibar, la elección del nuevo pontífice se presenta crucial, pues deberá afrontar grandes desafíos en un mundo que cambia rápidamente. Mientras tanto, los cardenales ya han dejado un recuerdo imborrable en la historia reciente de los cónclaves, recordando que incluso en los momentos más trascendentales, la humanidad, con sus virtudes y defectos, sigue estando muy presente.