Dos estudiantes de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC) del máster universitario de Bioinformática y Bioestadística han desarrollado una aplicación móvil capaz de detectar en cuestión de según si una persona sufre glaucoma, retinopatía diabética o cataratas, tres de las causas más frecuentes de pérdida de visión y ceguera en el mundo. A partir de una selfie, una inteligencia artificial analiza la imagen y emite un diagnóstico que, en caso de ser positivo, canaliza a la persona hacia el especialista más adecuado.
Las imágenes que han utilizado son de pacientes que ya tienen retinopatía, glaucoma o cataratas, y lo que hace el algoritmo es, mediante cálculos, ajustar este resultado a esa imagen. Además del algoritmo, los estudiantes del master de la UOC también han creado una primera versión de la aplicación móvil para Android. "Nos presentamos en el SpinUOC porque queríamos intentar desarrollar una aplicación más sofisticada que, además de detectar la enfermedad, tuviera más funcionalidades y pudiera funcionar bien en cualquier móvil con una capacidad de cómputo limitada", explica esta pareja de alumnos.
La aplicación móvil begIA estará orientada tanto a la comunidad médica como a los potenciales pacientes. Permitirá, además del diagnóstico precoz de enfermedades oftalmológicas, realizar un seguimiento médico desde la distancia, ya que, una vez que un médico haga el diagnóstico y ponga un tratamiento a la persona, podrá seguir viendo su efectividad y evolución de la patología a través de las imágenes tomadas con la aplicación, sin necesidad de que la persona se desplace y tenga que invertir de entrada grandes sumas de dinero para recibir atención médica.
Una APP muy útil en países en vías de desarrollo
El diagnóstico precoz de enfermedades oculares requiere un examen del fondo del ojo, que implica que debe existir un especialista en oftalmología que disponga de los instrumentos ópticos necesarios. En países desarrollados y en áreas urbanas, acceder a ese servicio no es un problema. Sin embargo, las personas que viven en zonas rurales alejadas de este tipo de especialistas o en regiones en vías de desarrollo no tienen fácil acceso a este tipo de pruebas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), unos 2.200 millones de personas en el planeta sufren algún tipo de deficiencia visual o ceguera. La mitad de estos casos podría haberse evitado con un diagnóstico precoz. De ahí nace el proyecto begIA (begia significa 'ojo' en euskera). "La idea de begIA surge de una experiencia personal. Un familiar que sufría diabetes de tipo 2 empezó a perder mucha visión, hasta el punto de que tuvo que dejar de conducir y era incapaz de leer", explican Igor García Atutxa y Francisca Villanueva. "Desarrolló retinopatía diabética, una enfermedad ocular que causa pérdida de visión, cuya incidencia puede reducirse mediante un diagnóstico precoz", añaden.