La cuenta atrás ha terminado. Esta mañana, miles de estudiantes han dado el paso que marcará un antes y un después en su trayectoria académica. Las sensaciones, sin embargo, no podrían ser más dispares: la jornada ha estado marcada por una combinación de nervios, expectativas y algún que otro inconveniente que nada tiene que ver con la materia a examinar. Y, como cada año, la polémica y el debate han surgido de inmediato entre los propios protagonistas.
Primera jornada con novedades y más de una sorpresa
El primer día de las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) de 2025 ha arrancado en toda Catalunya con los exámenes de Lengua Castellana y Literatura y Lengua Extranjera, que ocuparon a los alumnos de segundo de bachillerato durante la mañana. La tarde reservaba para algunos las pruebas de Coro y Técnica Vocal, Física, Fundamentos Artísticos, Geografía, Geología y Ciencias Ambientales, o Literatura Dramática. Un calendario exigente que marca el pulso de una generación sometida este año a ciertos cambios en la estructura de las pruebas y a una vigilancia extra sobre las faltas de ortografía, aspectos que habían generado inquietud en las semanas previas.
Pero si hay algo que ha destacado en esta primera jornada ha sido la diversidad de experiencias según la provincia. En Tarragona, el ambiente general era de alivio: la temida prueba de Lengua Castellana resultó, para muchos, más accesible de lo que esperaban. En Lleida, en cambio, la sensación predominante era de exigencia y alguna que otra sorpresa inesperada. Y en Girona han tenido calor.

Tarragona: entre el alivio y la confianza tras el primer examen
En el Campus Catalunya, los alumnos salían con una sonrisa tras enfrentarse a la primera prueba. Caleb, del Institut Camí de Mar de Calafell, describía al Diari de Tarragona el examen como “fácil, con menos tecnicismos de los que me esperaba”, destacando que el nivel de dificultad no ha sido tan elevado como temían. Carla, su compañera, coincidía: “Son preguntas que cualquiera podría responder con conocimientos generales y buena comprensión lectora. No me ha parecido nada complicado”.
Un aspecto recurrente entre los estudiantes tarraconenses ha sido el famoso ‘par mínimo’, presente en el examen, y que para muchos ya era conocido gracias al énfasis de sus profesores durante el curso. Los textos de autores como Irene Vallejo, Azorín o Pío Baroja han aportado un tono familiar a la prueba, que ha mantenido la estructura de años anteriores, pese a la eliminación de las lecturas obligatorias. El ejercicio de redacción, inesperado para algunos, supuso una novedad accesible y asumible, según valoraron otros grupos de la Bisbal del Penedès.
Lleida: una selectividad exigente y llena de incertidumbre
En la provincia de Lleida, la percepción era muy distinta. Más de 2.400 alumnos han comenzado la selectividad en diferentes sedes repartidas por el territorio. Para Angèlica Roigé, estudiante del Màrius Torres, el examen de Lengua Castellana fue “exigente y con alguna sorpresa”, en referencia, por ejemplo, a la inclusión de conceptos como la ‘incertidumbre’ que debían explicar. Los cambios de este año han generado cierta preocupación: la pérdida de opcionalidad en las preguntas ha hecho que los estudiantes tengan que dominar una mayor cantidad de temario, algo que, según reconocen, aumenta el nivel de estrés y reduce las posibilidades de ir “más tranquilos” al examen.
A pesar de que la jornada ha transcurrido sin incidencias graves, la sensación predominante entre los estudiantes ilerdenses es la de haber afrontado una prueba que exige mucho más que en convocatorias pasadas, con un mayor grado de sorpresa y menos margen de elección.
Girona: el calor, el enemigo inesperado de la jornada
Si hay una palabra que resuma la primera jornada de selectividad en Girona, es “calor”. En la Facultad de Derecho de la Universitat de Girona, los abanicos y botellas de agua se convirtieron en el kit de supervivencia durante el largo descanso entre exámenes. Santiago Hermoso, estudiante del instituto de Vidreres, no dudaba en calificar a los periodistas del Diari de Girona la situación como “una tortura”, denunciando la ausencia de aire acondicionado o ventiladores en las aulas. “Es horrible hacer el examen más decisivo de tu vida en estas condiciones”, lamentaba.
Muchos de sus compañeros coincidían en las quejas: la falta de ventilación ha dificultado la concentración, obligando a leer varias veces los enunciados para poder retener la información. La organización, consciente del problema, ha anunciado cambios para la sesión de tarde, reubicando a los alumnos en aulas menos calurosas, aunque igualmente sin climatización. A pesar de los esfuerzos, la realidad es que la meteorología ha añadido una dosis extra de dificultad a una prueba ya de por sí exigente.