Ya se acerca uno de los días más esperados del año en España: el sorteo de la Lotería de Navidad. Este evento no solo reparte ilusión y premios millonarios, sino que también se convierte en tradición para millones de familias. Las esperanzas y sueños se depositan en décimos cuidadosamente elegidos. Muchos ya piensan en cómo invertirían el Gordo: desde pagar una hipoteca hasta viajar a destinos soñados.
El año pasado, sin embargo, la Lotería de Navidad dejó un hecho histórico que pocos recuerdan. El premio Gordo, el más esperado de todos, fue el más tardío de la historia. La famosa bola con el número ganador no apareció hasta las 13:16 horas. Esta hora rompió todos los registros del sorteo, manteniendo en vilo a millones de participantes hasta el último momento.
El número premiado fue el 88.008, un dato que quedará para la memoria. Los niños del Colegio de San Ildefonso, encargados de cantar los números, comenzaron a las 09:00 horas, como es tradición. Sin embargo, las horas pasaban y el Gordo no aparecía, lo que aumentaba la tensión en el Teatro Real y en las casas de millones de personas.
No fue el único premio que se hizo esperar. El segundo premio, otro de los más deseados, tampoco apareció hasta bien entrada la jornada. Concretamente, salió a las 13:02 horas, tan solo catorce minutos antes del premio más importante. La situación creó un ambiente lleno de nervios y expectación, algo poco común en un evento que, aunque está marcado por el azar, suele repartir sus grandes premios a lo largo de la mañana.
¿Y el Gordo más madrugador?
El azar no tiene prisa, y el Gordo puede aparecer en cualquier momento del sorteo. El año pasado, sin embargo, se superaron todos los límites temporales. La espera fue especialmente larga para los más de 20 millones de participantes que habían depositado sus ilusiones en este sorteo. Las imágenes del público ansioso, pendiente de cada bola, reflejaron a la perfección lo especial que fue aquel día.
La situación del año pasado contrasta mucho con el Gordo más madrugador de la historia, que se produjo en el año 2004. En aquella ocasión, el premio más importante salió apenas cinco minutos después del inicio del sorteo, a las 09:05 horas. El número afortunado fue el 54.600, cantado por los niños Mohamed el Chaouati y Jesús Álvarez. Aquella rapidez sorprendió a todos y dejó sin margen de nervios a los participantes.
La administración La Bruixa d’Or, en Lleida, fue la gran protagonista aquel año, pues vendió íntegramente el número ganador. Desde entonces, se ha convertido en un referente en la venta de décimos y en la generación de grandes premios.