Ayer martes 24 de septiembre, la ciudad de Barcelona ponía punto y final a las Fiestas de la Mercè. Como es habitual, la despedida era un acto a lo grande, con música y fuegos artificiales, el ya conocido como 'Piromusical de la Mercè'. Ayer, por segundo año consecutivo, no se utilizaron las fuentes de Montjuïc, por culpa de las restricciones que todavía vive la ciudad a causa de la falta de lluvia.
Este año, a diferencia de los anteriores, cuando Ada Colau lideraba el Ayuntamiento de Barcelona, han sonado menos canciones, pero más largas. Años atrás, sonaban más de cincuenta temas, pero con fragmentos muy cortos que solían ser el estribillo o la parte más conocida del tema. Ahora, no obstante, se ha optado por dejar sonar la canción completa y reducir el número de piezas por cuestiones de tiempo.
Rosalía fue una de las principales protagonistas de la noche. La catalana renunció a cobrar del Ayuntamiento de Barcelona y actuó 'gratis', únicamente con la condición de poder usar las imágenes del piromusical con fines comerciales. El consistorio accedió a la propuesta porque consideró que en el hipotético caso que la artista usara estas imágenes, la ciudad también saldría ganando.
El debate no estaba en si Rosalía debía participar o no, sino en el reparto de lenguas de las diferentes canciones. Barcelona es la capital de Catalunya y en Catalunya se habla catalán. Sin embargo, en nuestra lengua sólo sonó una canción. Una de quince. Dos en árabe. Cuatro en castellano y ocho en inglés.
No hace falta que sean siete canciones. Pero tampoco una. El problema es que hubo más canciones en árabe que en catalán. Lógicamente, también hubo más canciones en castellano que en catalán. Ya lo dijo Ada Colau. ¿Por que hablar catalán si en castellano nos entendemos todos?
En este sentido, la ex alcaldesa justificó no expresarse en catalán y hacerlo en castellano porque así llegaba a más gente y porque los catalanes también entendían el catalán.
Preocupación por el descenso del uso del catalán
La Plataforma per la Llengua y el resto de asociaciones de defensa del catalán han criticado la actuación y dejado claro que comportamientos así no favorecen el aumento de hablantes. En este sentido, cada vez son más los jóvenes que se comunican entre ellos en castellano o en otras lenguas y el uso del catalán esta descendiendo en las conversaciones en la escuela, familia o trabajo.