La abuela Angeleta sobrepasa ya los 50.000 seguidores en Instagram y es la abuela de moda entre la comunidad catalanohablante de esta red social. A sus 92 años, hace unos meses abrió una cuenta "para pasárselo bien". Dando un paseo por sus publicaciones se descubre un poco de todo, desde conversaciones explicando cómo se preparaba antes la Navidad, cocinando, yendo a misa o hablando distendidamente con sus amigos sobre cuestiones de actualidad. Siempre con un carácter afable, la abuela Angeleta dice las cosas a chorro. Hay una voz que siempre le acompaña, la de su nieto Jordi, que quiso abrir la cuenta "con el objetivo de dar visibilidad a las personas mayores, desde el respeto, la admiración y desde que podemos aprender mucho de ellos".
"No conocía nada de este mundo, me lo ha enseñado todo mi nieto", explica la abuela Angeleta. "Está bien porque pasamos ratos muy buenos", añade. Los vídeos que cuelgan no son planeados y la improvisación tiene un papel destacado. Con el paso de los meses, ahora la paran por la calle para hacerse alguna fotografía o conocerla en persona y reconoce que le gusta. Cuando se le pregunta por algún consejo sobre cómo mantenerse con tanta energía a su edad, Angeleta lo tiene claro y dice que "hay que agarrarse las cosas bien, sin mojarse demasiado y hacer las cosas tal y como van viniendo". Originaria de Prats de Lluçanès, trabajaba en el campo y explica que su trabajo era ordeñar vacas, pero también cuidar de cerdos, conejos y gallinas. "Trabajaba como una burra", recuerda.
Ahora todavía se hace las labores de casa, explica orgullosa, aunque admite que cada quince días le viene una persona a echar una mano para hacer la limpieza más a fondo. También cocina habitualmente para sus nietos y bisnietos, que la visitan a menudo. Una de las cosas que más le gusta hacer a esta abuela de Roda de Ter es encontrarse con sus amigos. Con humor, autodenominan sus quedadas como el 'Congreso de los Diputados' e "intentan arreglar el mundo". En verano se pasan más rato porque hace calor, y en invierno a veces quedan en su interior. "También hablamos de las cosas que pasan en Roda. Uno sabe una cosa y el otro otra, y nos vamos informando de todo", explica.
La abuela Angeleta todavía conduce. Recientemente ha tenido que llevar el coche al mecánico, porque se dejó la llave en el contacto y el vehículo se quedó sin batería. Ahora ya lo tiene arreglado. Con sólo un medicamento al día, explica que le hacen analíticas cada tres o cuatro meses y está "estupenda". Además, asegura que pasa el psicotécnico cada año para poder renovar su carné de conducir. Angeleta se siente muy feliz y "libre" pudiendo coger el coche para ir de compras, pero también para ir a su pueblo natal, Prats de Lluçanès. Uno de los aspectos que algunos influenciadores no llevan demasiado bien es la gestión de las críticas.
Sin embargo, en su caso, explica que no le importan demasiado. "Hay gente que dice que doy pena, otros me han dicho que les gusta mucho lo que hacemos y que seguimos. Y yo pienso: a quien le guste que se lo mire ya quien no le guste que no lo escuche", remacha.
Dar visibilidad a las personas mayores
"Somos una sociedad que tenemos los perros en el sofá y los abuelos en la residencia", dice taxativo el nieto de la abuela Angeleta, Jordi. "No lo hacemos bien, debemos aprender mucho de ellos, porque al final todos nos haremos mayores", apunta. Dar visibilidad a la gente mayor era una de las cosas que más ilusión le hacía abriéndole una cuenta en Instagram a su abuela. "No por mi abuela, sino por un montón de gente, que ojalá nos copiaran, y dedicaran más tiempo a la gente mayor", señala. "Hagamos vídeos porque nos da la gana, porque lo pasamos bien, es la relación que hemos tenido toda la vida", explica. "Hagamos lo mismo que hacíamos antes, nos vemos igual que antes. Lo único que ahora nos grabamos y nos ve todo el mundo", añade. Por su parte, la abuela Angeleta, preguntada por si se ve durante mucho tiempo haciendo vídeos en Instagram contesta: "Ya veremos hasta dónde llego, sobre la marcha".