Las lluvias se están convirtiendo en estos últimos días en las grandes enemigas de parte de la sociedad española. Pese a que siempre es necesario que caigan precipitaciones para erradicar la sequedad a la que nos estamos sometiendo en los últimos años, el agua puede traer consigo también daños a la salud y a la integridad de las personas.
El Ayuntamiento de Vallirana (Baix Llobregat) ha publicado un bando donde declara el agua del municipio no apta para el consumo a diferentes barrios del municipio a causa de un nuevo episodio de turbidez. El motivo, apunta el consistorio, es el efecto de las lluvias intensas de los últimos días, que han malogrado la calidad de los tres pozos principales: Barquera 2, Barquera 3 y Can Ciruelo. Así, se prohíbe el uso de agua de la red para cualquier consumo humano o animal, de forma que no se puede utilizar para beber, cocinar, elaborar alimentos, limpiar vajilla ni cualquier higiene personal relacionada con el lavado de dientes o heridas abiertas. Para compensar la restricción, el Ayuntamiento ha activado un servicio de camiones cuba.
Según el consistorio, la turbidez no compromete el uso del agua para lavar ropa e higiene que no implique ingesta de agua, por lo que sigue pudiéndose utilizar para estar labores. Sin embargo, es de amplia necesidad estar pendientes y no cometer el descuido de consumirla de ninguna manera, pues puede provocar algunos daños en nuestra salud.
¿Qué podría ocurrir si la consumimos?
Consumir agua en mal estado puede causar graves problemas de salud, especialmente si la turbidez es elevada. La turbidez en el agua implica la presencia de partículas suspendidas, como sedimentos, minerales, materia orgánica, e incluso microorganismos que pueden ser perjudiciales. Este tipo de contaminación afecta a la claridad del agua y dificulta el proceso de desinfección, ya que las partículas interfieren con la acción de agentes como el cloro, disminuyendo su efectividad.
La presencia de microorganismos en aguas turbias aumenta el riesgo de enfermedades gastrointestinales como diarrea, gastroenteritis e infecciones bacterianas y parasitarias. Algunos patógenos, como la Escherichia coli o el Cryptosporidium, pueden provocar enfermedades graves, sobre todo en personas con sistemas inmunológicos comprometidos, como niños, ancianos o personas con enfermedades crónicas.
Además, la ingestión prolongada de agua con alta turbidez puede influir en la absorción de minerales importantes para el organismo y causar efectos secundarios a largo plazo, afectando órganos como el hígado o los riñones. Por ello, es fundamental asegurarse de que el agua esté tratada adecuadamente y que no presente indicios de turbidez antes de consumirla, garantizando que el agua sea segura y cumpla con los estándares de calidad sanitaria.