Con la llegada de diciembre, los aficionados a la nieve esperan impacientes las primeras nevadas en los Pirineos y otras zonas de montaña. Las pistas de esquí, cubiertas de blanco, son el sueño de aquellos que disfrutan del invierno al aire libre. Sin embargo, la temporada actual no parece dar buenas noticias para quienes esperan días de nieve abundante.
Este año, el pronóstico estacional de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha generado preocupación entre los amantes del frío y las precipitaciones. Aunque siempre existe cierto margen de incertidumbre, las previsiones climáticas apuntan a un invierno menos generoso en nieve y más caluroso de lo normal.
Temperaturas por encima de lo normal
Según el informe de la AEMET, las temperaturas serán superiores a la media habitual durante los meses de diciembre, enero y febrero. Esto afectará a toda España, con especial incidencia en el tercio sur y el noroeste de la península, así como en Baleares y Canarias.
Las anomalías térmicas previstas pueden complicar la acumulación de nieve en zonas de montaña, un panorama poco alentador para el sector turístico invernal.
Estas temperaturas inusualmente altas también pueden impactar negativamente en las estaciones de esquí, que dependen del frío para garantizar buenas condiciones de nieve. Los amantes del deporte blanco podrían tener que esperar más tiempo para disfrutar de las pistas.
Menos precipitaciones de lo esperado
Además del aumento de las temperaturas, la AEMET también ha advertido sobre una disminución de las precipitaciones. Existe entre un 40% y un 50% de probabilidades de que las lluvias y nevadas se sitúen por debajo de la media climática habitual.
Esto se traduce en menos nieve en las montañas, lo que podría hacer que las estaciones tengan que recurrir a sistemas de nieve artificial.
En particular, se prevé una situación de sequía en el extremo oriental de la península, donde las precipitaciones serán especialmente escasas. La situación, combinada con temperaturas más altas, podría suponer un invierno complicado para los sectores que dependen de las nevadas naturales.
Un otoño especialmente cálido
La predicción invernal de la AEMET viene precedida por un otoño anómalo. Entre septiembre y noviembre, la temperatura media fue de 15,5 grados, lo que supone 1,1 grados más que la media climática. Este dato confirma una tendencia cada vez más evidente: otoños cálidos y menos lluvias en general.
El mes de noviembre fue particularmente cálido, con temperaturas que superaron en 2,8 grados la media habitual. Este comportamiento atípico convierte a noviembre en el más cálido registrado desde al menos 1961, algo que también ha influido en el pronóstico de invierno.
Inquietud entre los sectores afectados
La combinación de temperaturas elevadas y precipitaciones escasas preocupa no solo a los aficionados a la nieve, sino también al sector turístico y deportivo. Estaciones de esquí como las del Pirineo catalán y andorrano dependen en gran medida de las nevadas tempranas para poder atraer a los primeros esquiadores de la temporada.
Según los expertos, la situación climática también podría estar relacionada con el cambio climático, que favorece episodios de temperaturas extremas y una reducción de las nevadas en invierno.