La reciente DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) ha sido terrible catastrofe que ha afectado al País Valencià y ha afectado a gravemente a varios pueblos cercanos a Valencia. Las intensas lluvias provocaron inundaciones, el desbordamiento de ríos y graves daños materiales, además de pérdidas humanas que han sumido en el luto a muchas familias. Numerosas localidades quedaron prácticamente incomunicadas y los servicios de emergencia se vieron sobrepasados debido a la magnitud de la tormenta.
El Govern del País Valencià ha impulsado un paquete de medidas de emergencia para gestionar esta situación, pero también ha recibido críticas por su falta de previsión ante un fenómeno de esta magnitud. En este sentido, se critica que las alertas meteorológicas de Protección Civil que se notifican en los móviles no llegaron a tiempo. A raíz de eso, ha empezado un cruce de acusaciones entre el Govern autonómico y el Gobierno de España.
Críticas al Gobierno de Pedro Sánchez y a la AEMET
Las críticas al presidente y a los ministerios implicados, en especial, los de Interior de Fernando Grande Marlaska y el de Defensa de Margarita Robles, no solo se limitan a la gestión de los recursos económicos y materiales. Algunos ciudadanos valencianos y del resto de España consideran o insinúan que la DANA fue "provocada" y acusan a la AEMET, que pertenece al ejecutivo.
Estos grupos insinúan que el Estado dispone de tecnologías avanzadas capaces de controlar el clima y que habrían sido utilizadas para desviar las precipitaciones hacia la zona de Valencia, en concreto hacia la zona de Horta Sud, con algún tipo de propósito oculto.
Respuesta de la Agencia Estatal de Meteorología
Las críticas no tienen ningún tipo de fundamento científico, de modo que ha obligado a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) a salir del paso y a emitió un comunicado en Twitter aclarando que tales afirmaciones carecen de veracidad. La AEMET explicó que los radares meteorológicos solo tienen la capacidad de detectar gotas de lluvia, nieve o granizo y que su función es simplemente monitorizar y seguir el desarrollo de tormentas y precipitaciones, no manipularlas.
Estas teorías encuentran eco en determinados sectores de la sociedad, particularmente entre grupos de extrema derecha que buscan desacreditar la gestión pública y fomentar la desconfianza hacia el Estado y las instituciones meteorológicas. Son los mismos que consideran que la tierra es plana.
Ante esta desinformación, la AEMET ha insistido en la importancia de recurrir a fuentes oficiales para informarse sobre eventos meteorológicos de gran impacto.