Una jornada de trabajo rutinaria terminó en tragedia este lunes en Lleida. Un operario de 62 años, vecino de Cervera, falleció tras recibir una fuerte descarga eléctrica mientras realizaba tareas de mantenimiento en una línea de media tensión en la partida de Rufea, concretamente a la altura del número 137.
El suceso se produjo poco antes de las 16:30 horas y movilizó de inmediato a los servicios de emergencia. El trabajador estaba interviniendo en una instalación eléctrica cuando, por causas que aún se investigan, sufrió una descarga que le provocó un paro cardiorrespiratorio.
Efectivos del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) acudieron rápidamente al lugar e intentaron reanimarlo con maniobras de reanimación cardiopulmonar. Sin embargo, sus esfuerzos resultaron infructuosos y solo pudieron certificar su muerte en el mismo lugar de los hechos.

Apagón eléctrico y movilización de los servicios de emergencia
La magnitud del incidente no se limitó únicamente a la pérdida humana. Como consecuencia directa del accidente, más de 2.000 usuarios entre los municipios de Alcarràs y la ciudad de Lleida se quedaron sin suministro eléctrico durante varias horas. El corte afectó viviendas, negocios y servicios que dependen del suministro energético en la zona.
Tres patrullas de los Mossos d’Esquadra, junto a dos dotaciones de Bombers de la Generalitat y varias unidades del SEM, participaron en la gestión del siniestro. El operativo se centró, por un lado, en intentar salvar la vida del trabajador, y por otro, en asegurar la zona y evaluar las condiciones en las que se produjo el accidente para evitar nuevos riesgos.

Un perfil experimentado que no pudo evitar el desenlace
El operario fallecido tenía 62 años y una amplia experiencia en el sector eléctrico, según fuentes cercanas a la empresa. Su condición de vecino de Cervera ha conmocionado a la comunidad local, donde era conocido por su trayectoria profesional y por su compromiso con el trabajo.
La noticia de su muerte ha causado una profunda consternación, no solo entre sus compañeros, sino también entre los vecinos que, durante años, lo vieron trabajar en instalaciones similares. Desde el sindicato de trabajadores del sector energético se ha pedido una revisión urgente de los protocolos de seguridad.
Según afirman, aunque los técnicos cuentan con formación y equipamiento adecuado, el riesgo de este tipo de intervenciones sigue siendo elevado. Recuerdan que las líneas de media tensión requieren una extrema precaución y que cualquier error puede resultar fatal.
Un recordatorio de los riesgos que aún enfrentan muchos trabajadores
La muerte del operario de Lleida pone de nuevo sobre la mesa la vulnerabilidad de quienes se dedican a trabajos de alto riesgo. Aunque en las últimas décadas la legislación laboral ha avanzado en materia de prevención y seguridad, los accidentes siguen ocurriendo, muchas veces con consecuencias trágicas.
Este caso subraya la importancia de no bajar la guardia. La combinación de tensión eléctrica, condiciones técnicas complejas y factores humanos exige siempre el máximo control. La investigación deberá esclarecer si las condiciones del entorno eran las adecuadas y si se siguieron correctamente los protocolos.
Mientras tanto, la familia del operario, sus compañeros de trabajo y toda la comunidad de Cervera lloran la pérdida de una vida dedicada al oficio. Y el resto de la ciudadanía, aunque brevemente afectada por un corte de luz, ha recibido un crudo recordatorio del coste humano que a veces conlleva mantener el mundo en funcionamiento.