La tranquilidad de una mañana de jueves se vio truncada de la manera más abrupta posible. Un estruendo metálico silenció el habitual rumor del tráfico en una importante vía de comunicación. Dos vehículos habían colisionado de una forma extraordinariamente violenta, convirtiendo una jornada ordinaria en un escenario de caos y preocupación.
El suceso movilizó de inmediato a múltiples equipos de emergencia, que trabajaron a contrarreloj para atender a las víctimas. La jornada se tiñó de incertidumbre ante la gravedad de un incidente que volvería a poner el foco en la seguridad vial.
El suceso se desencadenó en un punto clave de la red viaria catalana, un eje que conecta el interior con la costa. La carretera se convirtió en una trampa inesperada para los conductores implicados. El accidente ha dejado un balance de tres personas heridas de diversa consideración. Esto ha activado un complejo operativo de rescate y asistencia sanitaria que se prolongó durante horas.

Un violento choque frontal en la Conca de Barberà
El escenario del siniestro fue la carretera N-240, a su paso por el término municipal de l'Espluga de Francolí. Por causas que actualmente están bajo investigación, dos turismos protagonizaron una colisión frontal de gran aparatosidad. El impacto dejó a los vehículos completamente destrozados sobre el asfalto, un amasijo de hierros que evidenciaba la brutalidad del choque. Este conocido tramo de la comarca de la Conca de Barberà se convirtió en el epicentro de una intensa respuesta de los servicios de emergencia.
Las autoridades trabajan para esclarecer la secuencia de hechos que condujo a tan fatal desenlace. La investigación deberá determinar si un despiste, un exceso de velocidad o una maniobra antirreglamentaria pudieron estar detrás de la tragedia. Mientras tanto, la carretera permaneció cortada en ambos sentidos, generando importantes retenciones y obligando a establecer desvíos señalizados para el resto de usuarios de la vía.
Despliegue de emergencias y rescates complicados
La coordinación entre los diferentes cuerpos de seguridad y emergencias fue absolutamente fundamental para gestionar la situación. La alerta movilizó rápidamente a los Bombers de la Generalitat, quienes se enfrentaron a una tarea muy delicada y de extrema urgencia.
Dos de los ocupantes se encontraban atrapados entre los restos deformados de sus respectivos coches, incapaces de salir por sus propios medios. Su excarcelación requirió de herramientas especializadas y una enorme precisión para no agravar las posibles lesiones que sufrían.

Paralelamente, el equipo del Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM) se desplegó en la zona con un amplio dispositivo. Cuatro unidades terrestres y un helicóptero medicalizado acudieron al lugar del accidente para estabilizar y evacuar a los heridos. La presencia del helicóptero ya anticipaba la gravedad de, al menos, uno de los afectados, pues este recurso se reserva para traslados críticos donde cada minuto cuenta.
El balance de heridos y su traslado a centros hospitalarios
Una vez rescatados y estabilizados, los equipos médicos confirmaron el balance final de tres personas heridas. La víctima más grave fue un ocupante que presentaba un pronóstico crítico. Tras recibir las primeras atenciones en el mismo lugar del accidente, fue evacuado de urgencia en el helicóptero medicalizado del SEM. Su destino fue el Hospital de Bellvitge de Barcelona, un centro de referencia preparado para atender politraumatismos severos.
Los otros dos heridos, aunque su estado fue catalogado como menos grave, también necesitaron atención hospitalaria inmediata. Ambos fueron trasladados en ambulancias del SEM al Hospital Joan XXIII de Tarragona para ser evaluados y tratados de sus lesiones. Este doble destino hospitalario responde a los protocolos de emergencia, que buscan derivar a cada paciente al centro más adecuado según la naturaleza de sus heridas.