Tráfico denso en una autopista con una señal luminosa que indica precaución y un cartel azul señalando la salida hacia Montcada

Problemas en la C-33 por un accidente

El sábado por la tarde suele ser complicado en las carreteras

La tarde de un sábado de verano puede convertirse en una trampa de asfalto y metal para cientos de conductores. Lo que comienza como un tranquilo regreso a casa o el inicio de una noche de ocio puede verse truncado en un instante por el imprevisto. Un frenazo, un impacto y, de repente, el tiempo se detiene mientras el caos se apodera de la carretera.

Este escenario, temido por muchos, se ha materializado una vez más, generando una serpiente de vehículos detenidos y una notable alteración en una de las arterias viales clave para el acceso a la gran ciudad.

El incidente ha provocado importantes retenciones y paradas intermitentes, sumiendo en la incertidumbre a los ocupantes de los vehículos que se han visto sorprendidos por la situación. Las autoridades de tráfico no tardaron en advertir de la complicación, instando a la prudencia a través de los paneles luminosos y sus canales oficiales, en un intento por mitigar el colapso y garantizar la seguridad del resto de usuarios de la vía.

Coche de Mossos con el número 112
Coche de los Mossos d'Esquadra | ACN

El epicentro del caos en un punto crítico

El suceso que ha desencadenado las complicaciones ha tenido lugar en la autopista C-33. Concretamente, el tramo afectado se sitúa entre los municipios de La Llagosta y Montcada i Reixac, en sentido de entrada a Barcelona.

La alerta fue emitida por el Servei Català de Trànsit a través de sus redes sociales a las 18:02 horas de este sábado, 19 de julio de 2025, aunque las cámaras de la zona ya reflejaban la densidad del tráfico minutos antes, a las 18:01 horas, evidenciando la rapidez con la que se formó la congestión.

La imagen difundida por el organismo oficial es elocuente: una larga cola de coches, furgonetas y camiones ocupa la totalidad de los carriles en dirección a la capital catalana. La estampa, captada a la altura del punto kilométrico 84,22, muestra un panorama de absoluta parálisis. Sobre los vehículos, un gran panel luminoso parpadea con una única y clara advertencia: "PRECAUCIÓN". La C-33, conocida por ser una de las principales vías de acceso norte al área metropolitana, se ha convertido así en un cuello de botella, afectando a un volumen de tráfico especialmente elevado durante el fin de semana.

La C-33: una arteria vital bajo presión constante

La autopista C-33 no es una vía cualquiera en el mapa de carreteras catalán. A pesar de su corto recorrido, de apenas 16 kilómetros, funciona como un enlace fundamental que conecta la AP-7, la gran autopista del Mediterráneo, con el corazón de Barcelona a través de la C-17 y las rondas. Su construcción fue concebida para descongestionar el antiguo trazado de la N-152 y, durante décadas, fue una autopista de peaje hasta su liberación en 2021, un hito que incrementó notablemente su densidad de tráfico.

Un coche de policía estacionado frente a un edificio con una persona caminando cerca.
Coche de los Mossos d'Esquadra delante de una comisaria | ACN

Este corredor absorbe diariamente a miles de vehículos que se desplazan desde el Vallès y otras comarcas del norte hacia Barcelona por motivos laborales o de ocio.

Por ello, cualquier incidencia, por pequeña que sea, tiene el potencial de generar un efecto dominó de consecuencias notables. Un accidente como el de esta tarde no solo afecta a los conductores atrapados, sino que repercute en las vías secundarias y en los accesos a municipios como La Llagosta, Mollet del Vallès o Montcada i Reixac, que ven cómo sus calles se congestionan con vehículos que buscan desesperadamente una ruta alternativa.