Tráfico denso en una autopista rodeada de árboles con señales azules que indican la dirección hacia Barcelona y otras localidades

Otra avería provoca más retenciones: Ahora en la AP-7

Más problemas este domingo por la tarde en la Operación Retorno

La tarde de este domingo no ha dado tregua a los conductores que circulaban por las carreteras catalanas. Cuando el colapso ya se había apoderado de la Ronda de Dalt en Barcelona, otro incidente de características muy similares volvía a sembrar el caos. Apenas unos minutos antes de la avería en la capital, otra vía principal sufría idénticas consecuencias.

La operación retorno del último día de agosto se confirmaba así como un escenario de máxima complicación. El goteo de vehículos regresando a casa se transformó en un bloqueo casi simultáneo en dos de las arterias más importantes.

El nuevo foco del problema se localizó en la autopista AP-7, un corredor esencial para la movilidad en Cataluña. El suceso tuvo lugar en el tramo comprendido entre Cardedeu y la Roca del Vallès, en sentido Barcelona.

Vehículo de los Mossos d'Esquadra estacionado en una calle.
Vehículo de los Mossos d'Esquadra | ACN

Una vez más, un turismo que sufrió una avería mecánica fue el desencadenante de todo el problema. El vehículo quedó inmovilizado en la calzada, obligando a cortar un carril de circulación en un punto de alta densidad. El aviso de Trànsit se registró a las 17:06 horas, dibujando un panorama desolador para la red viaria metropolitana.

Un domingo negro en la operación retorno

La coincidencia de dos incidentes graves en dos accesos clave a Barcelona convirtió la tarde en una auténtica pesadilla. Mientras muchos conductores quedaban atrapados en la Ronda de Dalt, otros tantos vivían una situación paralela en la AP-7.

Este segundo atasco afectaba directamente a todos aquellos que volvían del norte, desde la Costa Brava o Francia. La suma de ambos colapsos provocó un efecto tenaza sobre la capital catalana. Cualquier intento de buscar una ruta alternativa se convertía en una misión prácticamente imposible para los afectados.

La jornada, marcada por el final de las vacaciones para muchos, se convirtió en una prueba de resistencia. La frustración y el cansancio se acumulaban dentro de los vehículos, avanzando a un ritmo exasperantemente lento.

La situación demostraba la enorme presión que soportan las infraestructuras durante los picos de movilidad como la operación retorno. Dos simples averías, eventos cotidianos en la carretera, fueron suficientes para colapsar por completo el sistema viario.

La AP-7, un corredor vital bajo presión

La autopista AP-7 no es una vía cualquiera, es el gran eje vertebrador del corredor mediterráneo y una ruta internacional. El tramo del Vallès Oriental, donde se produjo el incidente, registra una intensidad de tráfico que supera los cien mil vehículos diarios.

Vehículo de los Mossos d'Esquadra estacionado en la calle en un día lluvioso.
Coche de los Mossos d'Esquadra | ACN

En un domingo de final de agosto, esa cifra se dispara considerablemente, llevando la capacidad de la vía al límite. La zona, cercana a importantes centros comerciales y a la conexión con la C-60 hacia Mataró, es un punto caliente habitual.

Desde la liberalización de los peajes, el volumen de tráfico en esta autopista ha crecido de forma exponencial. Esto la ha convertido en una vía permanentemente congestionada, especialmente durante los fines de semana.

Un carril cortado en este contexto no solo provoca retenciones, sino que garantiza el colapso casi inmediato. Las alternativas, como la C-17 o la C-32, rápidamente asumen el tráfico desviado y sufren también un aumento de la congestión.