El tráfico matutino siempre exige paciencia y atención. En las carreteras catalanas, cada minuto cuenta. Un ligero fallo mecánico puede desembocar en un incidente inesperado. El ajetreo diario y las prisas incrementan el riesgo de siniestros. Aun así, muchos conductores desconocen los peligros ocultos bajo el capó. Por eso, las autoridades recuerdan la importancia de las revisiones periódicas. Evitar incendios y averías graves depende, en gran parte, de un mantenimiento riguroso. Hoy se ha vivido un claro ejemplo de ello en la B-23.
El cielo estaba despejado y la visibilidad era buena. Aun así, la improvisación nunca es buena compañera en la carretera. El conductor de un turismo experimentó un sobresalto inesperado. Su vehículo empezó a expulsar humo desde la zona del motor. El suceso ocurrió a la altura de Sant Feliu de Llobregat, con dirección a Barcelona. Por fortuna, no hubo heridos.
Sin embargo, las llamas fueron espectaculares y alertaron a otros automovilistas. La imagen de una densa columna de humo negro impactó a quienes transitaban la vía.
El aviso de emergencia llegó a las 09:30 horas de hoy sábado. Una dotación de bomberos acudió con rapidez. Encontraron el turismo aparcado en el arcén y envuelto en llamas. El conductor había logrado detener el vehículo antes de que el fuego se propagara a todo el habitáculo. Este factor fue clave para prevenir lesiones y daños a terceros. En pocos minutos, la intervención especializada controló el foco ígneo. Aun así, el humo siguió siendo visible durante un rato. Muchos curiosos redujeron la marcha para observar el incidente.
Un siniestro en plena hora punta
El suceso coincidió con el momento en que numerosos vehículos se dirigen hacia Barcelona. Esta coincidencia agravó el riesgo de retenciones y choques en cadena. La intensa humareda dificultó la visibilidad en el carril derecho. Varios conductores disminuyeron la velocidad de forma brusca. La policía vial recomendó mantener la calma y respetar la distancia de seguridad. También recordó la obligación de no detenerse en la vía para grabar imágenes. Este comportamiento pone en peligro a los ocupantes de los coches y a los propios agentes de emergencia.
La rápida reacción del conductor afectado evitó un desastre mayor. Al notar el olor a quemado, detuvo el coche en el arcén. Luego, se apartó y llamó a emergencias. Los bomberos llegaron con mangueras y espuma para extinguir el incendio. Analizaron la zona del motor, donde se concentra el sistema eléctrico. Una pequeña chispa o un sobrecalentamiento pudo originar el fuego. Tras sofocar las llamas, enfriaron la estructura y desconectaron la batería del coche. La intervención concluyó cuando no quedó ningún riesgo de reignición.
Importancia de un mantenimiento adecuado
Los incidentes de este tipo suelen deberse a fallos mecánicos o eléctricos. Un cable en mal estado puede generar un cortocircuito. El calor acumulado puede iniciar la combustión de plásticos o aceites. Si no se toman medidas, las llamas se propagan al depósito de gasolina. En ese caso, el riesgo de explosión aumenta. Por ello, los expertos recomiendan revisar el coche cada cierto tiempo. Cambiar filtros, revisar mangueras y verificar el estado de la correa de distribución resultan acciones esenciales.
Un extintor portátil puede marcar la diferencia en un incendio vehicular. Siempre que sea seguro, un conductor entrenado puede intentar sofocar un conato de fuego en sus inicios. Sin embargo, la prioridad es alejarse del coche y dar aviso a los bomberos. Estos profesionales cuentan con equipos y formación específica. Abrir el capó sin precauciones puede avivar las llamas al introducir oxígeno extra. Además, el humo tóxico es peligroso para la salud si se inhala en exceso.