No todos los fines de semana transcurren con la tranquilidad esperada en las principales vías de comunicación. La jornada de este domingo, lejos de ser una excepción, ha estado marcada por la tensión y el nerviosismo de miles de conductores que han visto alterados sus planes a causa de un suceso inesperado. Los atascos, a menudo protagonistas de la vuelta a casa, han alcanzado hoy una magnitud poco habitual en una de las arterias más transitadas del país.
Una tarde complicada en la AP-7: retenciones kilométricas tras un accidente
A medida que avanzaba la tarde de este 29 de junio, las redes sociales y los servicios de información viaria comenzaron a registrar avisos sobre problemas graves de circulación en la AP-7. La información oficial difundida por Trànsit, el organismo encargado de la gestión del tráfico en Catalunya, confirmaba un accidente que rápidamente tuvo consecuencias directas en el flujo de vehículos.
Las primeras alertas llegaban alrededor de las cinco de la tarde, cuando se comunicaba el corte de dos carriles en sentido norte a la altura de Martorell, generando ya desde ese momento retenciones de entre tres y cuatro kilómetros desde Gelida. Las recomendaciones para los conductores afectados apuntaban a buscar rutas alternativas por la A-2, la C-32 o la N-340 para evitar las largas esperas.

Sin embargo, la situación no mejoró en los minutos siguientes. Apenas un cuarto de hora después, la actualización de Trànsit confirmaba que todavía quedaba un carril cortado y que las colas se habían incrementado hasta los seis kilómetros, persistiendo las retenciones y el malestar entre los conductores que, resignados, no tenían más opción que esperar o buscar caminos secundarios.
Una de las cámaras de Trànsit mostraba la imagen del peaje de Martorell completamente saturado, con filas de coches y camiones que se extendían hasta donde alcanzaba la vista.
El impacto del accidente entre Castellví de Rosanes y Martorell
La congestión no solo afectó al tramo más cercano a Martorell, sino que se extendió también a la altura de Castellví de Rosanes, complicando aún más el desplazamiento en sentido norte.
Según los últimos datos publicados, el accidente obligó a mantener un carril cortado durante horas, situación que multiplicó las retenciones en uno de los momentos de mayor tráfico del fin de semana.
El episodio tuvo lugar en pleno retorno de domingo, una franja horaria crítica en la que los movimientos hacia las grandes ciudades son especialmente intensos. Las imágenes difundidas por Trànsit en sus canales oficiales reflejan el colapso vivido en tiempo real: largas filas de vehículos detenidos bajo el sol de junio, la impaciencia creciente y la impotencia de los viajeros ante la imposibilidad de avanzar.
Alternativas, paciencia y una pregunta recurrente
Ante semejante panorama, las autoridades recomendaron insistentemente a los conductores utilizar las vías alternativas a la AP-7, como la A-2, la C-32 de peaje o la N-340, opciones que también comenzaron a experimentar un aumento del tráfico.

Muchos usuarios, sorprendidos por la magnitud de las colas y el tiempo perdido, recurrieron a las redes sociales para expresar su frustración y reclamar una gestión más ágil de la situación.
No es la primera vez que la AP-7, especialmente en el tramo entre Castellví de Rosanes y Martorell, se convierte en protagonista de una jornada de caos por culpa de un accidente. La infraestructura, aunque estratégica para las comunicaciones de Catalunya y el eje mediterráneo, vuelve a demostrar su vulnerabilidad ante incidentes de este tipo. Una sola colisión es capaz de paralizar durante horas el paso de miles de personas.