La jornada de este domingo ha comenzado con un incidente inesperado que, por su espectacularidad y las consecuencias que ha tenido, ha conmocionado a los servicios de emergencia y a quienes se encontraban en las inmediaciones. La rápida actuación de los equipos de rescate ha sido fundamental en un suceso que, de no ser por su diligencia y coordinación, podría haber terminado en tragedia.
Eran poco antes de las nueve de la mañana cuando la rutina de un pequeño aeródromo se ha visto alterada por un grave accidente aéreo. Una aeronave ligera con dos ocupantes a bordo se precipitó tras su despegue, impactando violentamente contra un bancal. Según la información proporcionada por Bombers de la Generalitat y el Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM), el aparato se incendió de inmediato tras la colisión, lo que provocó momentos de tensión y alarma entre quienes se encontraban cerca del lugar del siniestro.
Los dos ocupantes, pese a la violencia del impacto y la rapidez con la que las llamas devoraron la aeronave, consiguieron abandonar el aparato por sus propios medios justo antes de que el fuego la calcinará por completo. La imagen posterior, con los restos del avión totalmente calcinados entre árboles y humo, deja constancia del brutal desenlace y de la fortuna de los supervivientes al lograr salir a tiempo.
Rescate y traslado de los heridos: una actuación de manual
La emergencia activó de inmediato a los equipos de rescate y atención sanitaria, movilizándose tres ambulancias del SEM. Los dos heridos, uno en estado grave y otro menos grave según fuentes oficiales, fueron estabilizados en el mismo lugar del accidente antes de ser trasladados al Hospital Arnau de Vilanova de Lleida. La coordinación entre Bombers y SEM fue crucial para evitar males mayores y garantizar una rápida asistencia a los afectados, que presentaban lesiones de diversa consideración.
Una vez fuera de peligro inminente, los servicios de bomberos se centraron en extinguir el incendio de la aeronave, que quedó completamente destruida por las llamas. La intervención también evitó la propagación del fuego a la vegetación colindante, permitiendo que el incidente quedara confinado a la zona del impacto y limitando aún más los daños materiales.
El accidente ocurrido este domingo en Mollerussa vuelve a poner sobre la mesa la cuestión de la seguridad en los vuelos de aviación ligera, especialmente en aeródromos de ámbito local. Aunque no es frecuente que estos siniestros acaben con víctimas mortales, el alto riesgo asociado a la operación de aeronaves pequeñas es una constante recordada en cada intervención de los servicios de emergencia.