Las primeras horas de la mañana han comenzado con una situación inesperada en una de las principales vías de comunicación del país. Mientras miles de conductores emprendían su trayecto diario, un grave incidente en la red viaria ha provocado importantes complicaciones y ha puesto a prueba tanto a los servicios de emergencia como a los propios usuarios de la carretera.
Un vuelco que colapsa la circulación
En la mañana de este lunes 26 de mayo, un aparatoso accidente ha paralizado parcialmente el tráfico en una de las arterias más transitadas, dejando consecuencias tanto a nivel de movilidad como de seguridad. Un camión ha volcado de forma violenta en la AP-7, a la altura de la Roca del Vallès, y las tareas de recuperación se están alargando durante la mañana.
El impacto de este accidente no ha tardado en hacerse sentir en la circulación. Desde primera hora, las retenciones han ido en aumento, superando los 8 kilómetros en la AP-7 en sentido norte, especialmente en el tramo comprendido entre Mollet y la zona del siniestro. En sentido sur, las colas también se han extendido durante más de 6 kilómetros desde Llinars hasta la Roca, complicando la movilidad de cientos de vehículos.

Pero la situación no ha afectado solo a la AP-7. La C-60, vía clave para enlazar con la autopista, ha registrado hasta 8 kilómetros de retención entre Argentona y la Roca del Vallès en sentido Granollers, según las últimas actualizaciones de Trànsit. Estas cifras han ido aumentando a lo largo de la mañana, confirmando que el efecto dominó de este tipo de accidentes puede propagarse rápidamente por toda la red viaria.
Las autoridades de Trànsit han recomendado a los conductores utilizar rutas alternativas, como la Autopista del Maresme (C-32), para dirigirse hacia Girona y evitar el colapso. Aun así, la saturación ha sido notable en las diferentes alternativas propuestas, mostrando cómo un solo incidente puede poner en jaque a todo el sistema de transporte de la región.
El dispositivo de emergencia y la gestión del rescate
La intervención de los Bombers ha sido fundamental desde el primer momento. Hasta seis dotaciones se han desplazado al lugar de los hechos para asegurar tanto la liberación del conductor como la gestión de la fuga de agua del camión accidentado. La operación se ha visto dificultada por la posición del vehículo, que ha quedado volcado y en parte fuera de la vía, lo que ha requerido el vaciado de los depósitos de agua antes de poder retirar el camión de manera segura.
El rescate se ha coordinado en todo momento con los servicios de emergencias médicas y las patrullas de tráfico, que han regulado el paso de vehículos y habilitado corredores de seguridad para agilizar tanto la atención al herido como la posterior retirada del camión. Esta respuesta rápida y coordinada es clave en situaciones de alto riesgo y ha permitido evitar daños mayores o nuevos accidentes secundarios.