El drama romántico turco, rodado en Nueva York, Última llamada para Estambul, se ha convertido en un verdadero fenómeno de Netflix. Disponible en España desde el 24 de noviembre de 2023, la película producida por las compañías OGM Pictures y PToT Films para su estreno mundial directamente a través de la popular plataforma, ha ido escalando posiciones en el ránking de producciones más vistas en Netflix, hasta liderar la lista de mayor audiencia.
A nivel mundial, Última llamada para Estambul ha ocupado el número 1 entre las películas de lengua no inglesa, situándose por encima de otros éxitos como la coreana Believer 2, de Jong-Yeol Baek; la francesa Nuevos ricos, de Julien Hollande; o la colombiana Historia de un crimen: Mauricio Leal, de Jacques Toulemonde Vidal.
La historia del amor prohibido entre dos personas casadas a partir de un encuentro casual en el aeropuerto neoyorquino JFK, ha conseguido seducir a propios y extraños, siguiendo así la estela del impacto de las producciones turcas, especialmente el de las series televisivas y sus estratosféricos números de audiencia, como Fatmagül (2010-2012), Mar de amores (2010-2013), Mujer (2017-2020), Mi hija (2018-2019), Tierra amarga (2018-2022) o Inocentes (2020-2022); todas ellas producciones otomanas que han conectado internacionalmente de una forma fulgurante.
Última llamada para Estambul | Tráiler en Español | Netflix
Última llamada para Estambul está dirigida por Gonec Uyanik, director que ya había firmado para Netflix la serie Love 101 (2021). Los protagonistas son los atractivos Kivanç Tatlitug y Beren Saat. Ambos habían coincidido previamente en la serie Amor prohibido (2008-2010) y actualmente son dos de las estrellas más cotizadas del cine y la televisión turca.
La química establecida entre Tatlitug y Saat es una de las grandes bazas para entender el éxito de Última llamada para Estambul, como también lo es su forma de presentar el poder del amor por encima de cualquier condición, su capacidad por compartir la atracción y el deseo, su forma de jugar con la sensualidad y el morbo, la magia de Nueva York, y ese recurso infalible para cualquier película con pretensiones románticas: la escritura de cartas románticas como las de toda la vida.
La excelente acogida de audiencia de Última llamada para Estambul confirma que, lejos de apagarse el auge de producciones turcas, su capacidad para conectar con los espectadores se mantiene inalterable.
Todos los que hace unos quince años pensábamos que el boom de las series turcas iba a ser algo pasajero y producto de la casualidad, nos vemos ante la tesitura de reconocer la habilidad de los turcos para conquistar la audiencia mundial a partir de unos parámetros que parecen sencillos, pero que en realidad no son nada fáciles de materializar. A este paso, la fórmula del éxito de las producciones turcas va camino de ser más codiciada que la fórmula de la Coca-Cola.