Con la llegada de la Castanyada en Catalunya y la festividad de Todos los Santos, las castañas se vuelven protagonistas en los hogares y calles. Sin embargo, pelarlas puede ser un verdadero desafío. Por suerte, una nutricionista ha compartido en redes sociales un truco que promete facilitar mucho esta tarea, y que ya se ha convertido en un fenómeno viral entre los amantes de este fruto de temporada.
El truco consiste en preparar las castañas previamente, para que su cáscara y la piel interior se desprendan con facilidad. El primer paso es hacer un corte en forma de cruz sobre cada castaña, lo cual es esencial para evitar que exploten al someterlas a calor y también para asegurar que las pieles se desprendan sin problemas. Luego, las castañas se sumergen en agua fría durante unos 20 minutos, permitiendo que absorban algo de humedad, lo que facilita aún más el pelado.
Una vez remojadas, hay varias formas de cocinarlas: en una freidora de aire a 200 °C durante 12 minutos, en el horno a 200 °C por unos 20-25 minutos, o en el microondas (tres minutos a 750W). Al sacarlas, el truco está en pelarlas inmediatamente, mientras aún están calientes, ayudándose con un trapo para evitar quemaduras. El resultado: castañas casi listas para comer o usar en recetas.
La castaña: un fruto con historia y con beneficios nutricionales
Las castañas no solo destacan por su sabor, sino también por sus beneficios. Son ricas en fibra, bajas en grasas y contienen una buena dosis de vitaminas C y B6, además de minerales como el potasio y el hierro. Esto las convierte en un excelente snack otoñal o en el acompañamiento perfecto para recetas tradicionales como los panellets.
En Catalunya, la castaña tiene un papel protagonista en la Castanyada, una fiesta que marca el inicio del otoño y que se celebra especialmente la noche del 31 de octubre. Tradicionalmente, se asan castañas en la calle o en el hogar para disfrutarlas en compañía, junto a otros dulces de temporada como los panellets y los boniatos.
La popularidad de la castaña en Catalunya se remonta a finales del siglo XVIII, cuando se celebraba la Castanyada como una tradición de Todos los Santos. Originalmente, esta fiesta incluía una cena de vigilia donde se comían castañas asadas junto a boniatos y otros alimentos propios de la época, acompañados por panellets y vino dulce. A lo largo del tiempo, la Castanyada se ha mantenido como una celebración tradicional, sobre todo en el ámbito familiar y festivo, ganando cada vez más popularidad durante el otoño.