A partir del 1 de abril de 2025, el sistema de pensiones en España experimentará tres cambios significativos que afectarán a las modalidades de jubilación parcial, activa y demorada. Estas modificaciones buscan adaptar el sistema a las necesidades actuales del mercado laboral y ofrecer mayor flexibilidad a los trabajadores en su transición hacia la jubilación.
Un sistema de pensiones cada vez más complicado
En los últimos años, España ha enfrentado desafíos en la sostenibilidad de su sistema de pensiones debido al envejecimiento de la población y al aumento de la esperanza de vida. Según el economista Pablo Gil, el sistema actual no es viable tal y como funciona, ya que la financiación de las pensiones depende en gran medida de la emisión de deuda y de otras partidas presupuestarias, dado que la hucha de las pensiones ya no dispone de fondos suficientes.
Además, la reforma de las pensiones en España, que entrará en vigor en 2025, incluirá una notable subida para las pensiones máximas, beneficiando a más de 400.000 pensionistas. Actualmente, estas pensiones se sitúan en 3.175,04 euros mensuales, distribuidos en 14 pagas anuales.

A partir de 2025, además de la revalorización habitual basada en la inflación (estimada en un 2,8% para todas las pensiones contributivas), se añadirá un incremento adicional del 0,115% anual, acumulativo hasta 2050. Esto resultará en que las pensiones máximas alcancen los 3.267 euros mensuales o 45.738 euros anuales desde el próximo año.
Cambios en la jubilación parcial
La jubilación parcial permite a los trabajadores reducir su jornada laboral y percibir una parte de la pensión, facilitando una transición gradual hacia la jubilación completa. A partir de abril de 2025, se introducen las siguientes modificaciones:
- Acceso anticipado: Los trabajadores podrán acceder a la jubilación parcial hasta tres años antes de la edad ordinaria de jubilación, siempre que se establezca un contrato de relevo con un trabajador relevista.
- Reducción de jornada: Para aquellos que anticipen su jubilación en más de dos años, la reducción de jornada durante el primer año deberá situarse entre el 20% y el 33%.
- Contratos de relevo: Los trabajadores fijos discontinuos podrán actuar como relevistas en la modalidad de jubilación parcial. Además, la contratación del relevista deberá ser indefinida y a tiempo completo, manteniéndose al menos dos años después de la extinción de la jubilación parcial del trabajador sustituido.
Estas medidas buscan fomentar la renovación generacional en las empresas y ofrecer mayor flexibilidad a los trabajadores en su transición hacia la jubilación.

Modificaciones en la jubilación activa
La jubilación activa permite compatibilizar el cobro de la pensión con la realización de una actividad laboral. A partir de abril de 2025, se implementan las siguientes novedades:
- Requisitos de cotización: Ya no será necesario acreditar una carrera completa de cotización para acceder a la jubilación activa. Bastará con haber cotizado el período mínimo requerido para obtener una pensión contributiva de jubilación, es decir, 15 años.
- Compatibilidad progresiva: Se establece una escala de compatibilidad entre la pensión y la actividad laboral en función de los años de demora en la jubilación. Esta progresividad busca incentivar a los trabajadores a prolongar su vida laboral, permitiéndoles aumentar gradualmente el porcentaje de pensión compatible con su actividad laboral.
Ajustes en la jubilación demorada
La jubilación demorada consiste en retrasar voluntariamente la jubilación más allá de la edad legal, lo que conlleva un incremento en la cuantía de la pensión. A partir de abril de 2025, se introducen los siguientes cambios:
- Incentivos por demora: El incentivo por retrasar la jubilación se incrementará un 2% por cada año adicional de demora a partir del segundo año.
Este ajuste tiene como objetivo incentivar a los trabajadores a prolongar su vida laboral, contribuyendo así a la sostenibilidad del sistema de pensiones y permitiendo a los trabajadores aumentar la cuantía de su pensión futura.