Hombre con traje hablando por teléfono frente a un supermercado.

Indignación de un cliente con las lentejas del Mercadona: 'Seguimos encontrando...'

Lo relaciona con una estafa habitual en los mercados de épocas antiguas

Prácticamente a diario nos cruzamos con historias de clientes de supermercados que se topan con alguna irregularidad o alguna imprudencia en sus compras. Muchas veces, seguramente la mayoría, ocurren de forma involuntaria por parte de las marcas vendedoras, que, como todo ser humano, cometen errores. Sin embargo, muchas otras veces cuesta respetar la presunción de inocencia en estos casos y todos los indicios apuntan a un intento de mala praxis.

Le ha ocurrido, por ejemplo, a un cliente habitual del Mercadona, que se ha topado en numerables ocasiones con piedras en las lentejas. Lo ha comentado él mismo en su perfil de X (anteriormente Twitter). "En las lentejas de Mercadona  seguimos encontrando piedras… como si esto fuera un mercado de 1950…", empezaba lamentando. Luego explicaba los motivos por los que esta 'casualidad' repetida no le parecía producto de la involuntariedad.

"Es una legumbre de vaina que cuelga de las matas, es imposible recogerlas con, o confundir piedras en su recogida", protestaba. A esta praxis de los vendedores de legumbres, el usuario Jose Luis Mellado la ha catalogado como "la estafa más antigua del mundo".

La estafa más antigua del mundo

En los mercados de antaño, donde las transacciones se realizaban sin las sofisticadas herramientas de medición actuales, los comerciantes se valían de su ingenio para maximizar las ganancias. Entre los trucos más comunes estaba el de los vendedores de lentejas, quienes, en un intento por engañar a sus clientes, introducían pequeñas piedras en los sacos de legumbres para aumentar el peso del producto y reducir la cantidad de lentejas.

Las lentejas, uno de los alimentos básicos de muchas culturas, se vendían a granel en grandes sacos. Al ser un producto pequeño y de aspecto uniforme, las piedras pasaban desapercibidas entre los granos. Esto permitía a los comerciantes cobrar más por una cantidad menor de producto, ya que las balanzas, rudimentarias en su época, solo medían el peso total y no distinguían entre lentejas y piedras.

Mercadillo del Siglo XIX en Barcelona
Mercadillo del Siglo XIX en Barcelona | Ajuntament de Barcelona

Este método de fraude era especialmente efectivo en mercados con gran afluencia de personas, donde las transacciones se realizaban con rapidez y los clientes no podían inspeccionar detenidamente los productos. Además, las piedras utilizadas solían ser seleccionadas para que tuvieran un tamaño y color similar al de las lentejas, dificultando aún más su detección.

Sin embargo, este truco no siempre quedaba impune. Con el tiempo, los clientes más astutos aprendieron a examinar minuciosamente los productos antes de comprarlos. Algunos incluso desarrollaron técnicas, como  pasar las lentejas por cedazos, para asegurarse de que no contenían elementos extraños. Este tipo de fraude es un recordatorio de cómo las prácticas desleales han existido a lo largo de la historia, obligando a los consumidores a mantenerse alerta.