En pleno 2025, enviar dinero por Bizum es tan habitual como consultar el tiempo o pedir comida a domicilio. La herramienta de pagos instantáneos se ha convertido en una extensión natural de nuestras interacciones sociales. Pero lo que para millones de personas es un gesto inocente, cotidiano e incluso divertido, podría ocultar una trampa que nadie vio venir… y que ahora empieza a destaparse.
Bizum: rápido, cómodo y omnipresente
Más de 28 millones de personas utilizaron Bizum en 2024, generando una media de 3 millones de operaciones al día, lo que equivale a más de 35 transacciones por segundo. Su popularidad radica en lo sencillo del proceso: un número de teléfono, una cantidad, un clic… y el dinero cambia de manos.

Se ha convertido en el aliado perfecto para pagar cenas, devolver préstamos entre amigos, comprar entradas o compartir gastos. De hecho, muchos lo usan como una especie de red social silenciosa, en la que el campo de “concepto” se ha transformado, a menudo, en un espacio de broma o guiño privado.
Un campo libre... ¿para el humor?
Precisamente ese pequeño espacio destinado a escribir el motivo del pago es el que se ha convertido en una especie de escaparate de ocurrencias. Los usuarios escriben cosas como “por las drogas”, “para el asesinato”, “cocaína deluxe” o incluso “gracias por el riñón”.

Mensajes que buscan provocar una carcajada entre amigos, demostrar confianza o simplemente resultar irreverentes. Sin embargo, el crecimiento masivo de estas bromas no ha pasado desapercibido para quienes monitorizan el funcionamiento del sistema.
La voz de alerta de una profesional del derecho
Ariadna López, una joven abogada con más de 400.000 seguidores en redes sociales, ha lanzado una advertencia que ha corrido como la pólvora en TikTok e Instagram. En uno de sus vídeos, con tono desenfadado pero firme, explica algo que muchos desconocen: las entidades bancarias no solo procesan el pago, también analizan lo que escribes.
“Cualquier concepto relacionado con drogas, armas, terrorismo o delitos puede activar los filtros de los bancos. Y si algo genera sospecha, están obligados a revisarlo y notificarlo”, asegura. Los sistemas automáticos detectan patrones o palabras clave y, según el protocolo, pueden comunicar la actividad sospechosa a las autoridades competentes.
El final que nadie esperaba… y que deberías conocer
La mayoría de las personas lo ignoran. O lo saben, pero no creen que vaya con ellos. Y, sin embargo, el mecanismo está ahí, funcionando en silencio. Un algoritmo, una palabra mal elegida y una “broma” pueden activar una alerta oficial. Una transferencia de 5 euros con un concepto malicioso puede acabar en una investigación de Hacienda o incluso en una causa penal.
Porque en esta era de la inmediatez digital, lo que escribes en segundos puede perseguirte durante años. Así que la próxima vez que pongas un Bizum, piensa dos veces antes de escribir esa broma: puede que acabes riéndote menos de lo que imaginas.