Aunque Inglaterra y Australia comparten algunos rasgos culturales, las diferencias entre ambos países son notables. Este es el caso de Jenny Tian, una joven australiana que recientemente se mudó a Londres. Desde su llegada, Jenny ha experimentado un choque cultural que ha compartido con sus seguidores, destacando aspectos que le han sorprendido, desde la limpieza del transporte público hasta las peculiaridades de las tostadoras británicas. Su experiencia revela cómo, para muchos, la vida en Londres puede ser diferente y, a veces, desconcertante.
Jenny, originaria de Sídney, siempre había escuchado sobre el famoso metro de Londres. Sin embargo, su experiencia no cumplió con sus expectativas. “Escuché que Londres estaba sucio, pero no esperaba encontrar suciedad real en los asientos”, comentó. Una noche, tras viajar en el metro con unos vaqueros claros, descubrió que estaban cubiertos de manchas negras. Al parecer, el polvo acumulado en los túneles y asientos es algo común, especialmente en una red de metro tan antigua como la de Londres. “Disfruta que tus mocos se pongan negros”, le advirtió un amigo, aludiendo al polvo que se respira en el metro.
Otra sorpresa para Jenny fue la estrechez de las calles londinenses. Acostumbrada a las amplias avenidas australianas, se encontró con un entorno urbano más compacto y denso. “Las calles son muy estrechas, con solo un carril en cada dirección. Conductor de Londres, ¿cómo está su presión arterial?”, bromeó en sus redes. La infraestructura londinense, heredada de una ciudad con más de dos mil años de historia, no está diseñada para el tráfico actual, algo que desconcertó a la australiana.
Además de las calles y el metro, Jenny se encontró con un desafío inesperado en las tostadoras británicas. Al comprar pan en un supermercado, notó que algunas rebanadas eran demasiado grandes para caber en la tostadora. “¿Qué tiene de malo el pan en el Reino Unido? ¿Qué psicópata lo diseñó? Es una abominación”, exclamó. Varios británicos le respondieron con consejos, sugiriéndole que girara el pan o comprara una tostadora de tamaño adecuado. “Es un problema de la tostadora, no del pan”, le aclararon algunos.
Londres, una película de Disney
La vida silvestre en las calles de Londres también fue un tema de sorpresa para Jenny. En Australia, no es común ver animales salvajes en zonas urbanas, pero en Londres encontró zorros y ardillas paseando por las calles. “Parece una película de Disney”, comentó, sorprendida por la facilidad con la que estos animales se integran en la vida urbana londinense. Para ella, esta presencia de fauna en un entorno tan poblado fue un cambio inesperado.
Por último, Jenny se mostró asombrada por la variedad de supermercados en Londres. En su país natal, la competencia entre tiendas no es tan evidente como en la capital británica. “No podía creer cuántas marcas diferentes de supermercados había. Esto debe significar un nivel saludable de competencia”, afirmó. Según su observación, esta diversidad en la oferta puede contribuir a mantener precios más asequibles para los consumidores. Sin embargo, algunos londinenses discreparon, comentando que no encuentran los supermercados tan asequibles como ella percibe.