El diálogo entre los hermanos Marx en 'Una noche en la ópera' perpetuó en el imaginario colectivo la frase "la parte contratante de la primera parte". Pero esa "parodia" de 1935 continúa, en pleno siglo XXI, de rabiosa actualidad. La mayoría de los textos legales utilizan un lenguaje poco cercano a la ciudadanía y esto, a menudo, complica la comprensión. Para intentar revertirlo, Carlota Albanell creó hace año y medio Pictolex, con sede en Figueres. Se dedica a "traducir" documentos legales para hacerlos comprensibles.
De momento, trabaja sobre todo para la administración pública pero está ideando una plataforma en la que los particulares podrán colgar sentencias, contratos o hipotecas. La iniciativa ha recibido varios premios de emprendeduría. Carlota es abogada y economista y trabajó durante cinco años en la Generalitat, además del mundo de la abogacía. "Un día me salió la oportunidad de hacer un contrato de alquiler por una inmobiliaria de Olot.
Querían que los inquilinos tuvieran una relación muy cercana con el edificio y los vecinos, cuidando la relación. Pensé que si hacía un contrato tradicional chocaba totalmente con lo que querían", explica. Por eso, ideó un contrato en forma de cómic. Y ahí empezó todo. "Me presenté en varios programas de emprendimiento, gané algunos. Ya hace más o menos un año y medio que estoy arrancando el proyecto", relata.
Por el momento, entre los principales clientes tienen la administración pública. Han preparado contenidos para la Agència Catalana del Consum simplificando algunos trámites. Pero ya están trabajando en una plataforma -que prevé tener en marcha antes del verano- donde los particulares podrán colgar documentos como sentencias, requerimientos, contratos o hipotecas. Pictolex se lo devolverá "traducido" o en formato resumen.
"Si que hemos visto que genera interés y hay determinados contratos que quieres asegurarte que entiendes", remarca Albanell. "El lenguaje jurídico tradicional suele ser algo arcaico y excesivamente formal. Evidentemente, debe utilizarse un lenguaje especializado pero nos encontramos con que no se tiene en cuenta el destinatario", dice Albanell.
"De nada sirve rellenar el texto de palabras excesivamente formal o utilizar palabras que no utiliza nadie cuando tenemos un sinónimo más sencillo de entender. Esto aleja al destinatario", añade. Por eso, en Pictolex lo que hacen es "simplificar" el texto en función de su destinatario. "No es lo mismo un contrato entre dos empresas, que entre una empresa y un consumidor final", detalla.
Frases cortas o sinónimos
¿Pero cómo lo hacen? Pues, a veces, con algo "tan sencillo" como poner títulos y subtítulos. "La mayoría de documentos no tienen. También utilizar frases más cortas, sinónimos que la gente entienda. No hace falta hablar de arrendatario y arrendador, puedes hablar de inquilino", insiste.
Y el documento final puede ir desde una plantilla de contrato en formato Word a la adaptación del contenido web para realizar un trámite. La premisa: ofrecer el contenido legal tradicional en una forma visual y comprensible y sin perder la validez legal. Albanell reconoce que todavía falta mucha concienciación entre las empresas pero, poco a poco, va creciendo el interés y el volumen de demandas ha crecido durante este año.
Menos costes y ventas más rápidas
Sin embargo, Albanell asegura que hay estudios que avalan el impacto que tiene que un documento legal sea "sencillo". "Por ejemplo, se sabe que los ciclos de venta son más cortos. Una empresa que utiliza un lenguaje simple, logra cerrar una venta más rápido porque transmite confianza", afirma. Y también se reducen los costes. "Está estudiado que bajan el número de consultas y de reclamaciones. Por tanto, más allá de la motivación de justicia social, hay un impacto económico para las empresas", explica.