En un momento en que la inflación europea se modera y los bancos centrales optan por ajustes graduales en los tipos de interés, el sector bancario se encuentra en una encrucijada clave. Las entidades más avanzadas tecnológicamente están ganando terreno, ofreciendo análisis más precisos y herramientas fintech que marcan una diferencia notable frente a competidores menos digitalizados.
Mientras, el IBEX 35 registra renovado dinamismo, impulsado por firmas de tecnología y defensa, sectores que han recuperado protagonismo en la última fase del ciclo económico.
Un caso ilustrativo ocurrió en junio, cuando entidades financieras de referencia – entre ellas CaixaBank – reforzaron su voz sobre valores como Indra, lo que no sólo alentó el optimismo en los inversores sino que reactivó el interés por una diversificación estratégica dentro del selectivo.
Caixabank lo tiene claro
El 11 de junio de 2025, CaixaBank actualizó su recomendación sobre Indra, cambiándola a ‘comprar’ y apuntando a un potencial alcista del 35 % sobre los niveles actuales del valor en bolsa. Esta decisión se sustenta en una revisión al alza de sus previsiones de ventas: el banco estima que la compañía alcanzará cerca de 9 200 millones de euros de ingresos en 2030, una mejora del 46 % respecto de años previos.
Un elemento decisivo en este análisis es la sólida evolución de la división de defensa, cuya proyección para el próximo lustro vislumbra un crecimiento notable gracias a las mayores partidas presupuestarias en este sector.
El reciente rebote bursátil de Indra – acumula una subida de más del 100 % en lo que va de año, consolidándose como uno de los valores más alcistas del IBEX 35 y del sector europeo de defensa – corre en paralelo a un entorno favorable para el segmento de armamento en el Viejo Continente.
El banco catalán atribuye este repunte al ‘momentum’ robusto del valor, a la aceleración de la inversión gubernamental en defensa y a las oportunidades de operaciones corporativas alineadas con consolidación industrial.
¿Hay tiempo o llegamos tarde?
Indra se encuentra en un momento decisivo por su doble apuesta: tecnología y defensa. La compañía no sólo fortalece sus capacidades en proyectos de sistemas militares, ciberseguridad y radares, sino que su estrategia también ha ampliado exposición hacia infraestructuras inteligentes, gestión de tráfico y digitalización industrial.
También destaca el crecimiento interno de su división de defensa: el banco proyecta que esta unidad alcance en 2030 una facturación de aproximadamente 4 400 millones de euros, frente a los 1 500 millones estimados anteriormente. Según CaixaBank, este rendimiento implicaría que Indra mantendrá una cuota del 18 % en la inversión en equipos militares del Estado español, acorde con la evolución de 2024.
Por otro lado, el contexto de mayor gasto en defensa en Europa –como respuesta a la coyuntura geopolítica y la búsqueda de autonomía militar– crea un entorno favorable para la acción de Indra, fortalecida también por su capacidad para explorar y aún liderar proyectos en ecosistemas públicos y privados.