La noticia llegó en silencio, con esa crudeza que interrumpe giras, proyectos y planes que parecían inamovibles. En medio de semanas de promoción y conciertos, el cantante del Prat recibió un golpe que alcanza la raíz de su formación musical. No se trataba de un simple colega de escenario, ni de una colaboración más en la agenda del momento. La despedida que ha compartido invita a mirar atrás, a los años en que un maestro le abrió las puertas a su mundo.
El adiós de Alfred García en X
Alfred García publicó un mensaje en X con fotografías antiguas y una dedicatoria que rebosa respeto, cariño y cultura compartida. En ese texto recordó cómo aquel maestro le introdujo en Dylan a través de adaptaciones al catalán, y cómo esas sesiones marcaron su adolescencia creativa. El artista subrayó que aquel vínculo no fue ocasional, sino parte de su educación sentimental y profesional entre estudios, guitarras y maquetas. La despedida terminaba con un “te recordaremos” y un deseo de descanso en paz, frase breve, honesta y devastadora.
Enric Hernàez, poeta eléctrico de la canción catalana
El contexto no puede obviarse: García acaba de presentar su tercer trabajo, “T’estimo es te quiero”, en plena madurez artística y con una escena que vuelve a escucharlo con atención renovada. Este duelo irrumpe, por tanto, en un momento decisivo de su trayectoria reciente. El cantautor barcelonés Enric Hernàez falleció a los 68 años por complicaciones derivadas de un aneurisma. Cerró una obra que combinó lirismo y oficio durante más de tres décadas.

Su figura pertenece a una generación decisiva de autores que anclaron su voz en la tradición y la ciudad. Publicó más de una docena de trabajos en catalán y musicalizó textos de Palau i Fabre, Atxaga, Cristina Peri Rossi o Mario Benedetti. De esta forma, amplió puentes entre poesía y canción popular. Esa hibridación explica por qué su legado trasciende modas y etiquetas.
La crítica destacó hitos discográficos como “360 llunes” y proyectos donde su mirada dialogaba con referentes anglosajones, sin perder la identidad barcelonesa de cada acorde. Ese equilibrio entre cultura global y raíz catalana es precisamente lo que tantos colegas le reconocen hoy. Su nombre quedó asociado a festivales y ciclos con sensibilidad de autor, con especial vínculo con Barnasants, espacio que celebró su repertorio y su vigencia ante nuevas hornadas de cantautores. Por eso su ausencia se percibe como un hueco generacional, difícil de suturar a corto plazo.
Así se confirmó la noticia y cómo reaccionó la escena musical catalana
La primera confirmación pública llegó a través de Enderrock, que informó del fallecimiento y fijó la dimensión real de la pérdida. Después, la Agència Catalana de Notícies y otros medios consolidaron los datos y perfilaron el alcance del legado. ARA precisó la causa y contextualizó a Hernàez dentro de la generación de los ochenta. La advertencia suena hoy como una urgencia cultural que debería traducirse en hechos.

La cadena pública catalana 3Cat amplificó la noticia y subrayó su relación con Barnasants, mientras otras cabeceras repasaron su discografía y su influencia transversal. El mapa de reacciones confirma que no hablamos solo de nostalgia, sino de memoria activa y responsabilidad compartida. Queda el mensaje de Alfred García, entre fotos con grano y una promesa de recuerdo que no busca consuelos vacíos ni titulares complacientes. El dolor, aquí, convive con una obligación ética: cantar mejor, leer más, y sostener la herencia de quienes sembraron antes.