En agosto de 2021, el mundo conoció a Silvia Caballol: psicóloga clínica, escritora de novela erótica y pareja sentimental de Xavier Novell, el entonces obispo de Solsona. Su relación marcó un hito: un prelado renunciaba a su puesto por amor. Aquella explosión mediática la sacó del anonimato local y la convirtió en protagonista de programas, reportajes y debates —incluso creados con una carga sensacionalista. Hasta hoy, Caballol no había hablado con tanta franqueza.
Sin desvelar los detalles más crudos, ha decidido romper el silencio. Su decisión recae en la necesidad de dignificar su experiencia y apoyar a quienes hayan vivido presión semejante. La historia que cuenta no solo envuelve a una figura eclesiástica relevada del celibato, sino a una madre que vio amenazada la vida cotidiana de sus hijas.
La presión constante que marcó su día a día
Durante una entrevista esta misma semana en el Regio 7, Caballol evocó meses de “persecución, mentiras y deshonor”. Asegura que la prensa no solo cuestionaba su decisión de pareja del obispo, sino que también apuntó directamente a su entorno inmediato. Relata cómo frente a su domicilio se produjeron burlas, persecuciones con vehículos y comentarios hirientes hacia sus hijas, que entonces estaban en edad escolar.

En redes sociales se repitieron mensajes estigmatizantes. Aunque no dio detalles exactos, fuentes cercanas confirman que cientos de comentarios fueron eliminados o denunciados. La agresividad superó el mero interés periodístico y rozó el acoso público.
Vocación intacta, pero bajo coste personal
Silvia hace hincapié en que Xavier Novell sigue fiel a su vocación, pese a haberla partido. “Cree sin dudas que el Evangelio es el camino para ser feliz. Mantiene su convicción”, aseguró en RAC1. Sin embargo, admiten que tanto él como ella han sufrido las consecuencias más duras de su decisión: “se lo ha hecho apagar”, afirma sobre la Iglesia.
En este contexto, Caballol reivindica el derecho de los creyentes a reconstruir su vida sin perder dignidad ni estar supeditados a estándares morales que no encajan en su día a día. Y recalca que, aunque Xavier conserva su fe, es posible ejercerla desde fuera.

Del escándalo al terreno privado
Tras cuatro años, la pareja vive con sus dos hijas mellizas en Súria. Silvia resalta que «aquí me siento querida». Y añade que en el pueblo han encontrado comprensión. No obstante, sigue habiendo “miradas y comentarios por la calle ‘Mira, mira, el obisbpo y la Caballol" , comenta con humor resignado.
Recientemente, en redes (instagram) se ha dedicado a compartir pensamientos sobre espiritualidad y maternidad, mostrando una imagen más serena y profunda de su persona, lejos del foco eclesiástico o mediático.
¿Derecho a rehacer la vida con lo que ocurrió?
Silvia no se limita a narrar su experiencia: también lanza una invitación al debate. En 2024 defendió el celibato opcional en la Iglesia y llegó a enviar una carta al Papa Francisco pidiendo que Xavier pudiera volver a ejercer. Es una doble reivindicación: por un lado, la libertad personal; por otro, una reflexión sobre el futuro de la institución eclesiástica.

No se queda en meras ideas: espera que esta historia sirva como espejo de lo que pueden vivir quienes rompen moldes dentro de estructuras rígidas.
Ha vivido un “bullying” mediático y social que ha marcado su familia, pero propone mirar atrás sin resentimiento y avanzar con la vista puesta en un futuro más flexible y humano.