La escena fue íntima, luminosa y muy de casa, alejada de los focos excesivos habituales en la celebridad. El delantero del Barça sopló 37 velas en Barcelona con un detalle que encendió a los fans. La celebración transcurrió en un ambiente relajado, con piscina, globos y familia, mientras el futbolista agradecía los mensajes de apoyo. El contexto no podía ser más propicio para un guiño cómplice entre dos figuras que han convertido su relación en relato público moderado.
Una tarta con mensaje que suma
El aniversario, además, aterriza en pleno arranque de curso, cuando la conversación futbolera se mezcla con la crónica rosa sin pedir permiso. El regalo estrella fue una tarta verde con letras doradas que no decía “felicidades”, sino una suma muy particular. “Looks 15, feels 12, acts 10; that makes me 37”, podía leerse en la superficie, con un toque de ingenio y doble lectura. El chiste subraya algo que acompaña a la pareja desde hace años: la disciplina y el juego, la exigencia deportiva y la ligereza familiar.
Anna, nutricionista y entrenadora, apostó por un símbolo que retrata mejor que mil tópicos la imagen pública del goleador. La idea circuló con rapidez por Instagram y fue replicada por cuentas deportivas y de entretenimiento que amplificaron el contenido. La numerología del pastel no fue improvisada, sino el tipo de guiño que engancha a una audiencia acostumbrada a titulares de este tipo. La lectura fue inmediata para el fandom culé, que lleva meses defendiendo la vigencia del ariete pese a su veteranía deportiva.

Celebración y felicitaciones del Barça
Las imágenes llegaron primero como historias y fotos en las cuentas oficiales de la pareja, con la complicidad habitual de sus hijas, Klara y Laura. El formato elegido reforzó el tono hogareño, sin presencia de prensa. Mostró una “garden party” sobria, pero cálida, con ese equilibrio tan buscado entre privacidad y relato compartido. La reunión incluyó a amistades muy próximas de la escena polaca, entre ellas Marina Łuczenko y Wojciech Szczęsny.
El registro visual confirmó una celebración a pie de césped y piscina, con posados familiares y una tarta que se llevó todas las miradas. Robert, por su parte, acompañó con un “#37” y un agradecimiento general, gesto ya clásico en el delantero cuando marca hitos personales. En paralelo al álbum familiar, aparecieron las felicitaciones de compañeros azulgranas, un recurso cada vez más habitual en la cultura del vestuario. Nombres del primer equipo, además del propio club, sumaron su mensaje público, reforzando la narrativa de líder querido que acompaña al nueve desde su llegada.
La pareja y el rol de Anna
El contexto deportivo sostiene el relato romántico sin chirriar: a los 37, el polaco sigue instalado entre las grandes figuras de La Liga. Su rendimiento reciente y el palmarés acumulado con el Barça, con títulos y registros goleadores de impacto, blindan la imagen de “veterano competitivo”. La autora del regalo es empresaria, entrenadora y divulgadora nutricional con audiencia millonaria, y su papel trasciende lo decorativo. Su perfil profesional ha sido clave para comprender la longevidad del delantero, que presume de hábitos, recuperación y rutina ajustada al detalle.

El pastel, leído así, funciona como extensión de su filosofía de vida, a medio camino entre la estética y la ciencia del rendimiento. La pareja cuida el relato, evita estridencias y utiliza las redes como escaparate medido para humanizar una marca global. El regalo de Anna sintetiza la historia de una relación acostumbrada a equilibrar glamour y normalidad, sin olvidar el juego con su propia leyenda. Queda por ver si la próxima suma viral no será la de sus goles esta temporada, elevando la cifra a la altura de la broma